XacopediaComisario del Año Santo

La figura del Comisario del Año Santo compostelano la creó el Gobierno franquista español para el jubileo de 1965. Nació siendo una especie de delegado del Gobierno para la promoción del año santo y el Camino de Santiago en materias como la coordinación con la Iglesia compostelana, la publicidad, los servicios, la representación institucional, etc. Sus objetivos eran principalmente turísticos y llegaban en un tiempo en el que ya empezaba a decaer el espíritu inicial de la dictadura de reivindicar al Apóstol como el guardián espiritual de la unidad de España.

La figura del comisario jacobeo la impulsó el desaparecido Ministerio de Información y Turismo, que en 1965 presidía el político gallego Manuel Fraga. Hasta 1982 el cargo casi siempre fue responsabilidad de funcionarios de dicho ministerio residentes en Madrid. En los períodos centrales de la celebración el comisario disponía de una oficina técnica en la ciudad de Santiago.

El primer comisario fue Salvador Pons, en 1965. En 1971 el elegido, tras diversos avatares, fue Francisco Torre-Marín, que no llegó a Compostela hasta abril de ese año y que centró los esfuerzos en la peregrinación de la infancia y la juventud celebrada en verano.

Participaron en ella, en distintas fases, unos cincuenta mil niños y chicos de toda España. En 1976 la responsabilidad fue para Francisco Díaz Rey, un gallego que apenas pudo ejercer su labor en un momento en el que la única preocupación era la impredecible situación política que se abría camino tras la muerte de Franco a finales del año anterior.

En 1982, ya con un gobierno democrático, el escogido fue el político compostelano Perfecto Yebra (UCD), que apenas contó con medios. Fue el último comisario, aunque el cargo, por lo menos a nivel simbólico, no desapareció hasta el jubileo de 1993. El Gobierno gallego designó ese año un comisario xacobeo que al final limitó sus funciones al asesoramiento científico. El elegido fue el médico y estudioso jacobeo compostelano José Carro Otero.

La figura del Comisario del Año Santo nunca tuvo un poder efectivo, pero evidenció el creciente interés de las administraciones por el potencial cultural y socio-económico del mundo jacobeo en la segunda mitad del siglo XX. [MR]


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