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En danés Danmark, que literalmente significa ‘la marca de los daneses’. País del norte de Europa donde el culto jacobeo se extendió poco después de su cristianización, entre los siglos VII y IX. Gran parte de la conversión de los paganos escandinavos tuvo que ver con la predicación del santo francés Ansgar (801-865), conocido como el Apóstol del norte, en palabras de Vicente Almazán. Ansgar predicó en las ciudades danesas de Hedeby y Ribe, en 850 y 860, respectivamente, llevando su labor evangelizadora en primera instancia hasta las clases dirigentes, que difundieron el nuevo credo entre sus súbditos. Otro predicador de referencia para el norte de Europa fue el inglés San Willibrord (658-739). Las primeras diócesis de Escandinavia tienen su origen en Dinamarca, hacia el siglo X. El primer monasterio benedictino, dedicado a San Miguel, se fundó en la provincia de Slesvig.

Precisamente en esta época (ss. IX-X) se producen las últimas incursiones vikingas a Galicia. Estos navegantes y bandidos partieron de ciudades como Slesvig, actual territorio alemán, de cuyo topónimo, Slés-viking, se cree que procede el vocablo ‘vikingo’. Los vikingos extendieron sus redes más allá del mar del Norte, gracias al imponente desarrollo de su marina. De esta manera, ya en el siglo X tuvieron la oportunidad de conocer el santuario jacobeo, durante las invasiones que realizaron por toda Galicia.

Tiempo después, los cruzados daneses también visitaron tierras gallegas en su camino a los santos lugares. La mayoría de estos cruzados-peregrinos desembarcaban en A Coruña, se dirigían hasta el santuario del Apóstol y permanecían en Galicia durante semanas, o incluso meses, antes de reemprender su marcha a Jerusalén. En estos años, se sabe que desde la ciudad de Ribe, al oeste de Dinamarca, la travesía hasta el puerto coruñés duraba una media de ocho días y seis noches.

Este antecedente de las peregrinaciones por mar tendrá su continuación en los viajes que los peregrinos escandinavos realizarían desde Lübeck y Bremen. La Unión de Kalmar (ss. XIV-XVI), que agrupó bajo la Corona danesa los reinos de Dinamarca, Noruega y Suecia, facilitó en este sentido los viajes desde toda Escandinavia hasta los puertos libres hanseáticos.

Uno de los primeros peregrinos daneses fue Axel Absalón (ca. 1128-1201), militar, político y religioso danés nacido cerca de Ringsted, en la isla danesa de Selandia. Fue obispo de Roskilde en 1158 y consejero de Valdemar I y Canuto IV. Absalón llegó a ser arzobispo de Lund -actual ciudad sueca- en 1177, cargo que ostentaría hasta su muerte. Visitó Santiago de Compostela en el año 1181.

Poco después, hacia 1190, iniciaron su viaje dos jóvenes peregrinos daneses. Sin embargo, su viaje se vio truncado ya en Alemania. Un muchacho mató a otro con un hacha, y escondió la cabeza y el cuerpo cerca del río Eider. El crimen fue descubierto y el responsable fue condenado a morir en la rueda de suplicio. Los padres del peregrino ajusticiado viajarán hasta Compostela para expiar el crimen cometido por su hijo.

También a finales del siglo XII viaja a Compostela un ciudadano de Randers, en el condado de Aarhus. Por otra parte, está documentada el 27 de febrero de 1224 la conmutación de un voto para peregrinar a Santiago de Compostela por otro para ir a Jerusalén. La autorización fue concedida por el obispo Pedro de Roskilde. También se mencionan las peregrinaciones jacobeas en los testamentos. Concretamente una viuda danesa llamada Gyde Karlse lega en 1292 una cierta cantidad de dinero para los peregrinos de varios santuarios, entre ellos el compostelano. También la reina Margarita de Dinamarca concedería por medio de una carta escrita en 1411 una ayuda económica a los romeros por una suma total de 2.000 marcos de Lübeck. Entre los cuarenta y cuatro centros de peregrinación documentados para los que la regente destinaba su donación, destacan los tres marcos de Lübeck que se prometían a los visitantes jacobeos.

Otro destino de los peregrinos daneses era el santuario de Nidaros, en Trondheim (Noruega), donde se venera el cuerpo de San Olaf, mientras que en Vadstena (Suecia) reposan los restos de la famosa peregrina Santa Brígida. En Dinamarca eran muy populares los restos de San Canuto, honrados en la ciudad de Aarhus. Sin embargo, la mayoría de las peregrinaciones estaban dirigidas a otras partes de Europa y de entre los destinos más populares se encontraban Roma, Aquisgrán, San Teobaldo de Alsacia, Santo Tomás de Canterbury, los Reyes Magos de Colonia o la propia Santiago.

También los gremios y cofradías sirven para documentar la existencia de caminantes jacobeos durante los siglos XII-XIV. Algunas de estas cofradías formaban parte del Reino de Dinamarca hasta 1658, cuando pasaron a la Corona sueca.

Una de las expediciones danesas más célebres fue la emprendida por San Andrés de Slagelse a principios del siglo XIII. El santo peregrinó con doce compañeros hasta Tierra Santa. En el día de Pascua sus compatriotas apuraron el viaje de regreso debido al mal tiempo, pero San Andrés decidió no partir sin haber celebrado la santa misa en Jerusalén. Al abandonar el templo, un jinete lo llevó a lomos de su caballo volando, ese mismo día, hasta la actual población danesa de Slagelse. Al día siguiente también visitó, acompañado de su mágico caballero, la basílica compostelana y la tumba de San Olaf de Noruega.

Varias fuentes documentan este mítico viaje. En primer lugar, destaca el relato de Jacob Mosle, capellán en la capilla de Santa Ana, perteneciente a la iglesia de San Miguel de Slagelse. Su autor asegura que copió el manuscrito de un original que había encontrado en la iglesia de San Pedro. Existen tres copias de este texto repartidas entre la Biblioteca Real de Copenhague y la Biblioteca del Instituto Arnamagnaeano, también en la capital danesa. El escritor belga Tomás de Cantimpré (1201-1263) habla del viaje del santo en su obra Bonum universale de propietatibus apum, escrita entre 1256 y 1261. Por último, un cantar de finales de la Edad Media utiliza como base el antiguo manuscrito de Mosle.

Distintos investigadores coinciden en señalar que, a pesar de lo mítico de su viaje, San Andrés existió realmente y que en efecto peregrinó a Compostela y a Tierra Santa. Autores como H. Olrik y O. Kock datan la fecha de su muerte en el año 1205.

San Andrés fue canonizado sólo en la tradición oral. En las afueras de la ciudad de Slagelse aún a día de hoy se conoce como la colina del reposo al promontorio en el que supuestamente aterrizó el magnífico caballo tras haber viajado a Jerusalén y Compostela.

El culto a las reliquias del Apóstol tuvo su más claro ejemplo en los numerosos testimonios que aseguraban la existencia de tales restos en diversas partes de Dinamarca. Así, Adán de Bremen (1075) se hace eco de la presencia de una mano de Santiago el Mayor en territorio danés, reliquia que habría pertenecido al obispo Adalberto hasta su muerte (1072). Otros centros que aseguraban poseer vestigios del cuerpo del apóstol Santiago fueron la iglesia de Santa María de Copenhague y los conventos franciscanos de Roskilde y Copenhague.

Las iglesias dedicadas a Santiago alcanzaron en Dinamarca una difusión como no consiguieron en el resto de países de Escandinavia. Entre los templos más antiguos (ss. XIV-XV) fundados bajo esta advocación se encuentran el templo de Roskilde, el de la isla de Bornholm y el de Slesvig. Son numerosos los frescos e imágenes jacobeas registradas a lo largo de toda Dinamarca, que suman más de 435 representaciones. Asimismo, abundan las fuentes, calles, plazas y demás lugares cuya toponimia alude claramente a Santiago. La antroponimia, por otra parte, recoge aún a día de hoy nombres derivados de Santiago, como Jakobsen, Ibsen o su forma más antigua, Iacobus.

La literatura también contribuyó a la difusión del culto jacobeo. Destacan los textos referidos a la vida y martirio de Santiago, traducidos del francés o del latín a las lenguas nórdicas; es el caso de Tveggia Postola saba Jóns ok Jakobs [Saga de los dos apóstoles Juan y Santiago] y Sankt Jakob den äldres saga [Saga de Santiago el Mayor]. También se han escrito numerosas sagas con contenido jacobeo en noruego, danés y sueco, que no han sido traducidas a otros idiomas europeos. Con todo, destaca sobre todas estas obras una canción popular de las Islas Feroe, una de las pocas muestras de cánticos peregrinos presentes en los países del norte de Europa. Este romance o canción de Santiago titulado Santa Jákups vísa mezcla temas jacobeos procedentes de Dinamarca y Suecia con elementos propios de la mitología escandinava. Fue publicado por primera vez en 1908.

Otro elemento clave en la cultura jacobea, la vieira, ha servido de base para documentar la existencia de rutas de peregrinación procedentes de Escandinavia, sobre todo desde Dinamarca. Los trabajos de Kart Köster y Lars Andersson revelaron que Dinamarca es el país en el que se ha encontrado un mayor número de veneras jacobeas, todas con las dos perforaciones características. Se contabilizan un total de ciento doce, si se tienen en cuenta también las localizadas en territorios antaño enmarcados bajo la soberanía danesa, pero que hoy forman parte de Suecia, como las provincias de Smaland y Escania.

Al igual que acontece con la noruega o la sueca, en la xigilografía de la monarquía danesa es frecuente la presencia de la vieira, conocida por lo común con el nombre de ibskal que significa ‘vieira de Santiago’.

En la actualidad dos asociaciones jacobeas llevan a cabo la labor de promoción del Camino de Santiago. Son la Asociación de peregrinos Camino de Santiago y la Pilgrimsvandring i Danmark. El número de daneses que realizan la Ruta Jacobea crece año a año. Mientras en 2006 fueron 801 los ciudadanos de esta nacionalidad que realizaron el Camino; en 2007 esta cifra se vio aumentada hasta los 835 peregrinos a Compostela; en 2008 se registraron 986 y en 2009 fueron cerca de 1.100. [SOB]


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