XacopediaCaprara, Agostino

Cardenal italiano (s. XIX). Miembro de la Sagrada Congregación de los Ritos del Vaticano y Promotor de la Santa Fe, en 1884 el papa León XIII le encargó la realización de un informe que confirmase o desmintiese la autenticidad de las reliquias atribuidas al apóstol Santiago y sus discípulos Teodoro y Atanasio.

El encargo, llevado con gran secreto, se debió a que en 1879 se habían redescubierto en la catedral compostelana unas reliquias óseas atribuidas al Apóstol y a sus dos discípulos y la Iglesia compostelana, a través del influyente cardenal y arzobispo Miguel Payá y Rico, solicitaba su confirmación. Era un asunto muy relevante para Santiago, ya que los restos apostólicos se consideraban perdidos al menos desde tres siglos atrás y de ser confirmados como auténticos podrían suponer un revulsivo para el santuario.

El encargo a Caprara, designado como Inquisidor de Honores de los Santos (abogado del diablo), surgió después de que la Sagrada Congregación de Ritos, con el cardenal Domingo Bartolini al frente, decidiese no aprobar, tras varios meses de reflexión y análisis, la solicitud a favor de la confirmación. En una reunión de sus miembros con el propio pontífice, celebrada el 20 de mayo de 1884, se decidió dar una segunda oportunidad al asunto mediante un informe más detallado. Por lo tanto, el trabajo de Caprara se intuía como decisivo.

El cardenal tomó datos primeramente en Pistoia, Italia, en cuya catedral se conservaba, y se conserva la única reliquia considerada como auténtica de Santiago el Mayor, donada a esta ciudad en el siglo XII por el arzobispo Gelmírez. Con la ayuda de expertos, tomó datos del fragmento para un posterior contraste con los de Santiago.

Ya en la ciudad compostelana, previo paso por Madrid, fue recibido con gran precaución, pero con todas las atenciones. El exigente cardenal realizó su trabajo con rapidez y rigor, según recoge la bula Deus omnipotens, que acabaría confirmando el hallazgo: “Oyó a los testigos, previo juramento; esclareció algunas contradicciones que parecía haber en sus relatos; recogió la opinión de expertos arqueólogos, historiadores y anatomistas de Madrid y de Compostela; revisó los restos del antiguo sepulcro y los comparó con los materiales que forman el arca que contiene las reliquias, miró el punto bajo el ábside donde estas fueron encontradas y, por fin, consultó nuevamente a los médicos peritos sobre cada parte de los sagrados huesos”.

Tras este minucioso trabajo en Compostela, adonde había llegado el 8 de junio, Caprara regresó a Roma y redactó el informe final. En él, los médicos forenses aceptaban que el fragmento de hueso conservado en Pistoia -una hipófisis mastoidea derecha- encajaba en la parte que faltaba en uno de los esqueletos encontrados. Fue decisivo para determinar ya sin duda que se trataba de las reliquias apostólicas.

El Papa volvió a reunir a la Sagrada Congregación de Ritos el 19 de julio y esta -ahora sí- aceptó la autenticidad de las reliquias, “algo tan probado que nadie podía rechazarlo”. El informe de Agostino Caprara había sido decisivo. Sólo seis días después del acuerdo (el 19 de julio), el Papa confirmaba la validez del hallazgo y animaba de nuevo a la peregrinación a Santiago a todos los cristianos del mundo. Fue un hecho trascendental para el futuro de la peregrinación a Compostela. [MR]


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