Dominico alemán, especialista en la peregrinación espiritual, fue romero a Compostela a finales del siglo XV desde la ciudad alemana de Ulm para proseguir después hasta Fisterra. Probablemente, el objetivo final de su periplo era Jerusalén; de hecho llegó a Tierra Santa tras pasar por Santiago. Dejó constancia de su viaje en los capítulos 48 y 49 de su texto, que hoy se recoge bajo el título Peregrinación espiritual.
En él relata su viaje “como una imagen de la peregrinación espiritual y como modelo de meditación”. Quizá en busca de tal trascendencia, lo realizó a pie y viviendo de limosnas como peregrino penitente. En otro de sus textos, Historia de la vida privada, narra las duras condiciones de vida en las embarcaciones que iban a Jerusalén y a Santiago: “Cada peregrino tiene junto a sí sobre su yacija un orinal, un recipiente de barro o frasco en el que orina y vomita. Pero como aquellos lugares resultan estrechos para la muchedumbre que albergan, además de oscuros, y con tantas idas y venidas, es raro que los dichos recipientes no se viertan antes de la madrugada. […] Por la mañana, cuando los peregrinos se levantan y les pide gracia su vientre, suben al puente y se dirigen a proa donde, de un lado y otro del espolón, hay dispuestos distintos retretes. No es raro que se forme delante de estos lugares una cola de trece o más personas. […] Ir al excusado en plena tormenta es quedar completamente empapado, hasta el punto de que hay viajeros que se quitan las ropas y van la retrete totalmente desnudos. En este recorrido, el pudor tiene no poco que sufrir y no dejan de sobresaltarse las partes pudentas.”
En lo que se refiere al año concreto de su peregrinación a Santiago los estudiosos divergen. Así, algunos la sitúan en 1480; otros, como Francisco Castrillo Mazeres, en 1493, mientras que investigadores como Manuel Vidal Rodríguez lo hacen en 1495.
Faber, especializado en libros de peregrinación, cuenta con otro escrito: Evagatoriun in terrae santae. También él es mencionado en los relatos de otros caminantes y personajes ilustres, fuentes gracias a las que se sabe que otros dos hombres, parientes de Faber, habían hecho esta peregrinación con anterioridad. [XIV]