Pedro MarcioReligioso y escritor (ss. XI-XII). Es el posible autor del tercer y último libro de la Historia Compostelana, texto de la primera mitad del siglo XII en el que se narran los acontecimientos del mandato del arzobispo santiagués Diego Gelmírez (1100-1140), gran parte de ellos enfocados a lograr un mayor prestigio y poder para su sede apostólica y meta de peregrinaciones. El principal defensor de esta autoría es el medievalista compostelano Fernando López Alsina. Se ha apuntado algún nombre más, como el del maestro Rainerius -o Rainerio- posiblemente originario de Pistoia (Italia) y que también colaboraría, siendo todavía diácono, en la gestión ante Gelmírez de la donación de una reliquia del Apóstol a su ciudad. Lo cita como redactor Antonio López Ferreiro (1900).
La tercera parte de la Historia Compostelana se elaboraría una vez muerto Gelmírez (1140), en la segunda parte de la década de los años cuarenta del siglo XII. La obra atribuida a Marcio ha perdido gran parte del tono triunfalista de los dos libros anteriores, debido a que la Iglesia compostelana, una vez concluido el complicado esplendor en el que vivió con el gran arzobispo, vuelve a enfrentarse a todo tipo de dificultades en los más variados frentes.
Pedro Marcio, canónigo de la catedral compostelana y posteriormente cardenal de esta basílica (1155), es conocido también por ser el autor de una de las más memorables falsificaciones de la Iglesia española: el diploma del privilegio del Voto de Santiago, surgido en tiempos del rey Ramiro I (s IX). López Alsina la sitúa poco después del año 1150, aunque Marcio lo justifica como copia de un documento del siglo IX. Con ella se pretendía que la ya extendida imagen de un Santiago protector y defensor de los cristianos hispanos frente a los musulmanes produjese, en justa compensación, beneficios económicos para su Iglesia. Partiendo de esa justificación, el texto elaborado por Marcio retrotrae el milagro de la primera aparición de Santiago contra los musulmanes al tiempo del rey asturiano Ramiro I y la mítica batalla de Clavijo, que sitúa en el año 834. Tras esta victoria -continúa el cardenal- el rey y su familia conceden el privilegio del Voto, a pagar por toda la España cristiana, en agradecimiento a la intercesión apostólica. El primer problema de esta falsificación está en el propio reinado de Ramiro I, que se prolongó de 842 a 850. [MR]