Templo abacial francés que acogió la tumba del obispo San Martín de Panonia (s. IV), cuya biografía escribió Sulpicio Severo. Evangelizador de la Galia y uno de los santos que mayor devoción alcanzó entre los francos, era recordado por haber compartido su capa con el mendigo y obrado, tanto vivo como muerto, innumerables milagros.
El autor de la guía calixtina (s. XII) apunta la especialización del santo para curar a los lunáticos y loa la “enorme basílica de admirable fábrica, puesta bajo su advocación a semejanza de la iglesia de Santiago”. Tal edificio, que tras los estudios de Charles Lelong ha fijado el inicio de su fábrica en 1096, no prefiguraría el modelo que Émile Mâle, en los años veinte del siglo XX, había definido como “basílica de peregrinación”, caracterizada por poseer tres naves con tribunas, amplio transepto y un deambulatorio, provisto de capillas absidales radiales, que permite la circulación de los fieles alrededor de la tumba o relicario. A esta serie también pertenecerían Saint-Foy de Conques, Saint-Martial de Limoges, Saint-Sernin de Toulouse y, por supuesto, Santiago de Compostela, encuadrada en dicha familia arquitectónica por Jonh Kenneth Conant (1926). Por lo tanto, San Marcial no sería el primero -G. Gaillard-, sino el último de los cinco templos, por lo que se limitaría a copiar las fórmulas ya maduradas en Toulouse y Compostela, introduciendo algunas variantes regionales.
Por desgracia, la fábrica medieval de Tours fue destruida en 1798 y posteriormente sustituida por un insulso edificio románico-bizantino (1886-1924), cuya cripta coincide con la ubicación original de la antigua y expone a la veneración un fragmento del cráneo y un brazo de San Martín, únicas reliquias que han podido salvarse tras ser halladas en las excavaciones de 1860. Del edificio original solo se mantienen en pie las torres del Reloj y Carlomagno, la segunda decorada con un fresco que representa a San Martín ejerciendo la caridad con los pobres. Una litografía, fechada en torno a 1620 -Museo Municipal de Tours-, nos ha permitido conocer el aspecto exterior de la basílica, dominada por los arbotantes góticos del siglo XIII. Sin embargo, con anterioridad hubo otras iglesias: la primera del 470, una segunda destruida por los normandos y, por fin, la iniciada a fines del siglo XI, que sería profundamente modificada a partir de 1230 y hasta el siglo XIV. [AP]
V. Tours