También denominada teoría de las tres sedes. Basándose en una interpretación interesada de la figura de Santiago el hermano del Señor o el Justo, que asimila a la del Santiago el Mayor, la Iglesia compostelana de los siglos XI y XII intentó difundir al Apóstol jacobeo como uno de los tres grandes pilares del cristianismo. La intención última era promover a Compostela como una de las tres grandes sedes de la Iglesia universal. Al final la propuesta no funcionó, pero evidencia la ambición y el atrevimiento de varios de los prelados de este periodo.
En este sentido Manuel Díaz y Díaz explica que esta teoría sitúa a Pedro, sucesor de Cristo, en el centro del ecúmene, a Santiago a la izquierda en el Occidente, y a su hermano Juan en Éfeso, a la derecha, de acuerdo con la conocida petición hecha por la madre de estos a Jesús. Esta teoría se atestigua en el capítulo XIX de la Historia de Turpín, y con matices más elaborados en el sermón Exultemus, pero ya aparece establecida de manera rudimentaria en el conocido himno astur de 786. Las tres sedes debían tener preeminencia absoluta y ser los grandes patriarcados de la cristiandad. La teoría, terminantemente reprobada por Roma, que ve peligrar su jurisdicción única, se mantuvo en terrenos puramente especulativos, concluye Díaz y Díaz.
López Alsina destaca que, para la Iglesia compostelana, “estos tres santos lugares en que predicaron tres apóstoles están por encima de las demás sedes del mundo. Roma tiene que ser la primera sede, pues Pedro era el príncipe de los apóstoles. Compostela debe ser la segunda, porque Santiago fue, tras San Pedro, el mayor de los apóstoles. Sabemos por Giraldo de Beauvais que Gelmírez deseaba que la apostolicidad compostelana se reconociera con la concesión de un patriarcado”.
En el Concilio de Reims celebrado en 1049, el papa León IX pronunció excomunión contra el obispo de Santiago por utilizar el título de Episcopus Apostolicae Sedis. El título Episcopus Iriensis et Apostólice Sedis suscitó en Roma suspicacias y miedo a un posible cisma. A pesar de que surgía la idea metropolitana de la sede del Apóstol, sería Gelmírez quien un siglo después lograría convertir ese prestigio moral en estatuto jurídico, pero siempre supeditado a la Iglesia romana. [IM]