XacopediaEnrique VIII

Rey de Inglaterra, de la dinastía Tudor (1491-1547). Sucedió a su padre, Enrique VII, en 1509. Provocó la separación de Roma de la Iglesia británica por un problema sucesorio, pues el primer matrimonio del rey con la viuda de su hermano, Catalina de Aragón, no le había dado herederos varones, por lo que pidió al papa la anulación del matrimonio con el pretexto del parentesco previo entre los cónyuges. El papa, prisionero de Carlos V, que era sobrino de Catalina, negó la anulación y Enrique VIII decidió romper con Roma, aconsejado por Thomas Cranmer y Thomas Cromwell. Se hizo con dictámenes favorables a su divorcio y aprovechó el descontento del clero secular inglés por la excesiva fiscalidad papal y por la acumulación de riquezas en manos de las órdenes religiosas para hacerse reconocer jefe de la Iglesia de Inglaterra (1531). En 1533 hizo que Cranmer, a quien había nombrado arzobispo de Canterbury, anulara su primer matrimonio y coronara reina a su amante Ana Bolena, dama de honor de Catalina, con quien se había casado en secreto. El papa Clemente VIII respondió con la excomunión del rey, a la que Enrique VIII opuso el cisma de la Iglesia de Inglaterra, aprobado por el Parlamento (Ley de supremacía de 1534).

Así, la Iglesia inglesa quedó desligada de la obediencia de Roma y convertida en una Iglesia nacional independiente, cuya cabeza era el propio rey, lo cual permitió a la Corona expropiar y vender el patrimonio de los monasterios. Los católicos ingleses que permanecieron fieles a Roma fueron perseguidos como traidores y su principal exponente, Tomás Moro, ejecutado en 1535. Sin embargo, Enrique VIII no permitió que se pusieran en entredicho los dogmas fundamentales del catolicismo, aunque no pudo evitar que, después de su muerte, Cranmer realizara la reforma de la Iglesia anglicana, que la situó definitivamente en el campo del cristianismo protestante, con la introducción de elementos luteranos y calvinistas.

Al conocer la excomunión, Enrique VIII, de acuerdo con el Parlamento, comenzó a organizar la nueva Iglesia de Inglaterra. Los decretos del Parlamento de noviembre de 1534 declararon al rey y a sus sucesores como única cabeza de la nueva Iglesia. Todos los poderes y recursos financieros de los que gozaba el papa en Inglaterra se reintegraron en el rey. Los obispos serían elegidos por los cabildos, lo que era ley general en todos los países antes de los concordatos, pero el rey recababa la facultad de indicarles las personas dignas de su confianza. Una ley especial sobre materia de herejía dispuso que en adelante las palabras o actos contra el papa no serían considerados heréticos.

En este punto, estos acontecimientos modifican la peregrinación jacobea en el continente europeo por cuanto disminuyeron el peregrinaje colectivo. Enrique VIII establece la prohibición de viajar a Santiago de Compostela para los ingleses, a partir de su ruptura con la Iglesia de Roma. Esta disposición no perderá la vigencia oficial hasta el siglo XX, cuando es derogada, a pesar de que a nivel individual los británicos continuaron peregrinando. Asimismo, secunda la crítica iniciada por Erasmo, por algún prelado de la Iglesia católica como el cardenal Baronio, y los combates dispensados por los líderes del protestantismo, como Lutero, Calvino o Zuinglio, todos opuestos a los hábitos medievales de las peregrinaciones.

Hay, por tanto, un menoscabo para la peregrinación organizada y un decrecimiento en su práctica, pero no es radicalmente eliminada, puesto que en los siglos XVI, XVII y XVIII sigue habiendo peregrinos a Santiago, aunque sea menor su número y se acentúe el carácter más individualista del peregrinaje. Además, obligó a la supresión de los monasterios y a la secularización de sus bienes, que se consumó dos años después de la declaración del cisma, en 1536. Si no se hizo antes fue por el deseo del rey de guardar las formas, para evitar que lo comparasen con los príncipes luteranos de Alemania, que se habían ganado la reputación, justificadamente en algunos casos, de adherirse a la Reforma por apropiarse de los bienes de la Iglesia.

En el ámbito personal, el segundo matrimonio del rey Enrique VIII también acabó de forma desgraciada, pues se deshizo de Ana Bolena haciéndola ejecutar acusada de adulterio, para casarse con una tercera mujer, Juana Seymour (1536). Fallecida de parto al año siguiente, el rey volvió a casarse con Ana de Clèves para fortalecer la alianza de Inglaterra con los protestantes alemanes (1540). La repudió antes de un año para tomar por quinta esposa a Catherine Howard, a la que mandó ejecutar en 1542. Su sexta mujer fue, desde 1543, Catherine Parr, que habría de sobrevivirle. Al morir Enrique VIII le sucedió en el trono su único hijo varón, Eduardo VI, nacido del matrimonio con Juana Seymour, que contaba sólo con nueve años. Tras su fallecimiento en 1553, se abrió un periodo de reacción católica bajo el reinado de María I, hija mayor de Enrique VIII, que nació de su matrimonio con Catalina de Aragón. Al morir, en 1558, ocupó el trono otra hija de Enrique VIII, Isabel I, nacida del matrimonio con Ana Bolena.

El reinado de Enrique VIII se caracterizó por un fortalecimiento de la autoridad real, al someter por entero a la Iglesia, lo que no impidió la consolidación del Parlamento, a la vez como instrumento de la política del rey y como órgano representativo del Reino. [IM]


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