Canónigo cardenal de la Iglesia de Santiago (ss. XVI-XVII). Entre 1606 y 1620 trabajó como visitador de la diócesis, encargado de recorrer todos los lugares que eran propiedad del arzobispado para conocer sus bienes. Como resultado de estas visitas escribió Memorias del Arzobispado de Santiago (1607), depositado en el archivo de la mitra compostelana y cuya trascripción fue publicada en Porto y Compañía Editores, de Santiago de Compostela, a mediados del siglo XX. Ofrece numerosos y reveladores datos sobre la peregrinación en ese momento, así como del estado general de la Iglesia compostelana.
Los pueblos, villas o ciudades por las que Jerónimo del Hoyo pasaba despertaban en él cierta curiosidad, por lo que se interesó en conocer sus costumbres, sus historias y otras reseñas de diversa índole (económicas, políticas, culturales, etc.). Toda la información que obtuvo a medida que visitaba los diferentes lugares la empleó a posteriori para redactar su obra, en la cual se refiere a temas de contenido jacobeo en varios episodios: la iglesia del Apóstol Santiago el Mayor y su fundación, los monasterios de San Francisco y San Martiño Pinario y su fundación (los comienzos del segundo se sitúan en los primeros religiosos que prestaron sus servicios al Apóstol), etc.
De esta forma, sus editores de esta obra explican en el prólogo que “cada arciprestazgo de la diócesis ocupa un largo capítulo en las Memorias, en el que estudia parroquia por parroquia, consignando los habitantes, las rentas, las presentaciones, las cosas notables, las ermitas, las cofradías, los hospitales, los prioratos y los monasterios, muchos hoy desaparecidos”.
Cuando habla de Pontedeume, en el Camino Inglés, hace alusión al peregrinaje a la tumba del apóstol Santiago, pues se refiere a la existencia de diferentes albergues donde los caminantes pueden descansar. Señala, entre otras cuestiones, que “en medio desta puente está un hospital con su iglesia y habitación para peregrinos y gente que mora en él y para los frailes de Sancta Catalina de Montefaro, a quien está subordinado, y pasan y viven quando vienen a decir las misas que en él están dotadas. Hay también en esta puente dos como castillejos, uno antes del hospital y otro después; también hay en esta puente el oso y el jabalí [...] Esta puente sale desde la puerta de la muralla de la dicha villa y tira hacia el Ferrol, y en el remate della, hacia esta parte, está un crucero muy devoto y luego un campo muy llano y muy espacioso en que se puede haçer cualquier alarde, y la dicha puente tiene un lindo paseo por demás de ser tan larga y tan llana como por la una parte y otra es mar puedese ir hablando sin reçelo de que haya testigos que les oigan”.
En definitiva, es una obra que describe de forma minuciosa la Galicia del siglo XVII. Dadas sus características, se trata de una importante fuente de la Edad Moderna gallega de gran utilidad para cualquier estudioso o para los más variopintos historiadores, en la que se tratan temas religiosos, arte, economía, cultura, etc.
Con todo, hay que decir que la labor toponímica realizada por Del Hoyo en Memorias del Arzobispado de Santiago carece de valor histórico. Esto lo explica el hecho de no haber prestado atención a las diferentes formas y deformaciones que han sufrido los nombres originales de los lugares y limitarse a reproducirlos sin más. [VCM]