Devotio moderna.

Corriente espiritual que floreció en los Países Bajos, en la segunda mitad del siglo XIV, principalmente por obra de Geert Groote y de su discípulo Florens Radewijns. En el siglo XV y comienzos del XVI la Devotio moderna renovó con sus escritos ascético-místicos, especialmente con la Imitación de Cristo, de Tomás de Kempis (1380-1471), con su magisterio y con la dirección espiritual, los ambientes de la vida religiosa y del pueblo cristiano. Influyó en una nueva visión de la peregrinación, a la que restaba relevancia para la vida del cristiano. Así, Kempis expone que “pocos se perfeccionan con la enfermedad, como los que hacen largas peregrinaciones y poco se santifican”. Y añade: “Muchas veces los hombres emprenden esas peregrinaciones movidos por la curiosidad y por el afán de ver cosas nuevas, así traen escasos frutos de enmienda, principalmente cuando andan de aquí para allá sin verdadera constrición”. La producción literaria de Kempis es considerable y comprende libros devotos, sermones y tratados sobre la vida religiosa. Será Erasmo, educado en esta corriente, el que cuestione el negocio de las peregrinaciones a Santiago y Roma. En España este movimiento se extiende gracias a García Jiménez Cisneros.

La Devotio moderna se mueve en la línea afectiva que se deriva de San Agustín, elaborada luego por los canónigos regulares victorinos, por los cistercienses y por los Hermanos Menores. Divulgó estas enseñanzas de forma accesible al pueblo. El primer lugar entre las líneas espirituales de la Devotio moderna está ocupado por el cristocentrismo práctico: la humanidad de Cristo es el eje central en torno al cual se mueve la vida espiritual, de tono ético y concreto, que busca la imitación de los ejemplos de Cristo. En segundo lugar, está la oración metódica, particularmente el examen de conciencia y la meditación. Esta última se transforma en el punto de apoyo del ascetismo. Las características de la Devotio moderna son la interioridad, mediante la vigilancia continua del corazón y de sus sentidos, para lo que se necesita soledad y silencio; la afectividad y el voluntarismo; la ascética; la imitación de Cristo y la oración metódica.

Con la Devotio moderna se propició la creación de nuevas congregaciones u órdenes, entre las que cabe citar la Orden de San Jerónimo, favorecida por los monarcas castellanos Trastámaras y Austrias, que, con el tiempo, llegó a alcanzar grandes cotas de influencia y poder, como los seño-ríos jurisdiccionales -tal es el caso de Guadalupe (Extremadura)-, y gran peso económico y social, hasta el momento de la desamortización de Mendizábal. Uno de los aspectos menos conocidos de esta orden lo constituye la labor realizada por sus religiosos del monasterio de Guadalupe en el campo de la medicina y de la cirugía, en la que destacó hasta el punto de ser una de las mejores escuelas de la ciencia médica en la península en su tiempo. [IM]