(Eschenbach, actual Alemania ca. 1170-ca. 1220) Caballero y trovador alemán, reconocido como uno de los mayores poetas épicos de su tiempo. Fue una pieza clave para encumbrar el mito de Parzival, caballero de la corte del rey Arturo, y la búsqueda del Santo Grial.
Estuvo al servicio de Hermann de Turingia y residió en su corte. En 1217 se trasladó a Wildenberg y allí compuso la célebre epopeya Parzival, de 25.000 versos rimados, cuyo tema procede del Perceval francés de Chrétien de Troyes. Eschenbach convirtió el poema en una verdadera epopeya en la que el protagonista asume el sentimiento de culpa propiciado por sus acciones desmedidas y comienza la búsqueda de gracia mediante un camino de noble penitencia. Trata el Grial como una fuente de poder de la que emana riqueza y abundancia sin límites, a partir de un objeto solemne, que algunos investigadores han relacionado con el milagro de O Cebreiro, en el Camino Francés en Galicia, contado por peregrinos centroeuropeos al regreso de Santiago de Compostela. Este trasfondo -sostienen- sería recogido en el siglo XIX por Wagner para componer su famosa ópera del mismo nombre, Parsifal.
Algunos han visto en su obra visiones mágicas y lazos esotérico-místicos. Se dice que Parzival revela gran control intelectual, una tendencia cognoscitiva, alquímica y mágica.
Eschenbach compuso además diversas poesías líricas de tradición cortesana, así como dos epopeyas más, ambas inacabadas: Titurel, dedicada al tema de la fidelidad, y Willehalm, sobre el personaje de Guillermo de Aquitania.
Como curiosidad se dice que Eschenbach no sabía ni leer ni escribir y, al parecer, suplía esta condición con una prodigiosa memoria. Era una mezcla de caballero medieval, poeta, monje y guerrero, que “reunía en su persona elementos caballerescos y populares, laicos y eclesiásticos; tenía por única riqueza el arte que le dio Dios por única fuente de sustento, el canto; respiran sus poemas la fresca atmósfera del bosque y de las montañas”.
Richard Wagner lo inmortalizó en su obra Tannhäuser, mostrándolo como piadoso y compasivo, caballeresco y máximo exponente de la renuncia. [IM]