La palabra grial etimológicamente procede del latín tardío gradalis o gratalis, que deriva del latín clásico crater [vaso]. En los libros de caballerías de la Edad Media se describe como el recipiente o copa en que Jesús consagró su sangre en la Última Cena y que después utilizó José de Arimatea para recoger la sangre y el agua que se derramó al lavar el cuerpo de Jesús. En el Camino Francés, el milagro del Santo Grial de la iglesia de Santa María a Real, situada en O Cebreiro, en la entrada de Galicia, recrea este mito que fue divulgado por los peregrinos a su regreso. El milagro de O Cebreiro fue conocido también por los Reyes Católicos que peregrinaron a Santiago de Compostela en 1486 y donaron el relicario que, junto con el cáliz, se expone, en la propia iglesia. Tanto este cáliz, que figura en el escudo de Galicia, como la patena son afamadas piezas del románico. Se dice que los peregrinos alemanes divulgaron el milagro de O Cebreiro, y Wagner lo incluyó en su obra Parsifal, drama musical estrenado en 1882.
La mitología del Grial, tal y como fue conocida por la Europa de las Cruzadas, localiza el cáliz sagrado en el norte de España, junto a la montaña llamada Montsalvat. Investigadores de todas las épocas quisieron relacionar la preciada reliquia con tierras catalanas, aragonesas y gallegas.
La vinculación entre el Grial, el cáliz y José de Arimatea procede de la obra Joseph d’Arimathie (s. XII), de Robert de Boron. Según este relato, Jesús resucitado se aparece a José para entregarle el Grial y ordenarle que lo lleve a la isla de Britania. Así, José lo trasladó a las islas británicas y fundó una comunidad de custodios de la reliquia, que más tarde quedaría vinculada a los templarios.
Es probable que esta leyenda naciese en Gales, inspirándose en fuentes antiguas latinizadas, como podrían ser las Actas de Pilato (s. V). Con la saga céltica de Perceval o Parsifal, vinculada al ciclo del rey Arturo o materia de Bretaña, fue desarrollada en obras como Le Conte du Graal, de Chrétien de Troyes; Percival, de Wolfram von Eschenbach, o Le Morte Darthur, de Thomas Malora; el mito se ramifica y se difunde acorde con la historia de cada lugar y mezclando mitos de origen celta y cristiano.
De esta forma, el Grial pasa a convertirse en una piedra preciosa guardada durante un tiempo por ángeles, que fue confiada a la custodia de los caballeros de la Orden del Santo Grial y de su jefe, el rey del Grial.
Una de las versiones, del siglo VII, relata que un peregrino anglosajón afirmaba haber visto y tocado en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén el cáliz que empleó Jesús. En su descripción asegura que era de plata y tenía dos asas.
Otra tradición dice que ese cáliz es el que se conserva en la catedral de San Lorenzo de Génova, llamado allí el Sacro Catino. Es un cristal verde parecido a un plato, que habría sido llevado a Génova por los cruzados en el siglo XII.
Según otra tradición, el cáliz de la Última Cena se conserva en la catedral de Valencia y se venera como el Santo Cáliz. Se trata de una copa de calcedonia de color muy oscuro, que habría sido llevada por San Pedro a Roma y utilizada allí por sus sucesores, hasta que en el siglo III, debido a las persecuciones, es entregada a la custodia de San Lorenzo, quien la lleva a Huesca. Después de haber estado en diversos lugares de Aragón, donde se convierte en atracción de peregrinos, habría sido trasladada desde el monasterio de San Juan de la Peña a Valencia en el siglo XV, donde se guarda. [IM]