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La Comunidad Autónoma de Aragón es el punto de entrada en España de una de las cuatro grandes vías históricas del Camino de Santiago. Es la Vía Tolosana, procedente de Francia. La cruzan también otros itinerarios secundarios que desde Cataluña y Valencia se dirigían y dirigen al encuentro del Camino Francés en Aragón y en tierras riojanas. La actual comunidad aragonesa forma parte esencial del origen y consolidación de estos caminos y fue decisiva en su renacimiento contemporáneo, con notables iniciativas de difusión, protección y promoción durante las últimas décadas.

Aragón aparece nítidamente perfilada asimismo a la hora de buscar los orígenes más remotos del universo jacobeo: en Zaragoza, según la tradición, se apareció la virgen María al apóstol Santiago para animarlo ante el escaso éxito de su predicación. De aquel hecho, nacería el santuario del Pilar y la propia ciudad de Zaragoza.

El inicio de la cultura jacobea en tierras aragonesas hay que buscarlo, sin duda, en esta aparición mariana a Santiago. Es una tradición que nos llevaría hasta el siglo I y que los aragoneses siguen teniendo muy presente a través de la venerada columna de la basílica de Santa María de Zaragoza sobre la que se habría producido la milagrosa aparición. Esta vinculación entre Santiago y la virgen del Pilar daría lugar, por cierto, a uno de los más arraigados signos de identidad del nacionalismo español conservador, que vio en ambos la representación del ideal de una España unida por la religión católica y el sentimiento patriótico.

Hay otra tradición que hunde en el tiempo más remoto las raíces jacobeas de Aragón. Se trata de la veneración en Jaca, Huesca, de las reliquias de San Indalecio, que las leyendas santiaguistas consideran uno de los siete varones discípulos del Apóstol que lo acompañaron en su predicación por España allá por el siglo I. Antes de llegar a Jaca, las reliquias, venidas en el siglo XI desde del sur de España, permanecieron en el también aragonés monasterio de San Juan de la Peña.

Será en el siglo XI cuando la personalidad jacobea de Aragón se concrete al confirmarse como tierra de paso hacia Santiago de los peregrinos que desde el sur y centro de Francia e Italia seguían la llamada Vía Tolosana. Este itinerario lleva a los peregrinos, tras pasar por ciudades francesas como Arles, Montpellier y Toulouse, hasta los montes Pirineos y el puerto de Somport, ya en la entrada de Aragón.

Gracias al gran desarrollo de esta Ruta de peregrinación nació Jaca como villa, viviendo un rapidísimo desarrollo en el siglo XII cuyo símbolo será la catedral. Jaca era el punto ideal de descanso y reunión de peregrinos, comerciantes y transeúntes de toda condición después de cruzar el dificilísimo paso de los Pirineos. El tramo de este Camino por Aragón se conoce como Camino Aragonés y enlaza en Puente la Reina, Navarra, con el ramal navarro, formando desde esta localidad el itinerario único del Camino Francés hasta Santiago.

El imparable fluir peregrino originó otras Rutas -si se quiere menos concurridas pero también relevantes- que cruzan Aragón procedentes del Levante y Cataluña. Las seguían -y las vuelven a seguir- los peregrinos de estos territorios y los llegados por mar a sus puertos. Muchos de ellos hacían parada en Zaragoza para, camino de Compostela, peregrinar también al santuario de la virgen del Pilar. Así lo demuestran los hospitales dedicados a este fin, como el fundado en 1315 por el médico Guillermo Fuert y el sostenido por un tal Lope de Luna, que en 1358 deja una renta perpetua a este centro para los peregrinos a Compostela.

Al éxito de estas vías de peregrinación y al del Camino de Santiago en general contribuirá la Orden de Cluny, una de sus grandes promotoras, que inicia su reforma en tierras españolas justamente en el monasterio de San Juan de la Peña, fundado en 1025 por el rey Sancho III el Mayor. Puede que aún más decisivos fuesen varios monarcas aragoneses en los últimos años del siglo XI. Sobresalen Sancho Ramírez, Pedro I y Alfonso I. El más significativo fue Sancho (1063-1094), que mejoró los trazados, favoreció el tránsito de los peregrinos aumentando su seguridad y promoviendo la creación de hospitales, repobló varias zonas de la Ruta e inició la construcción de la catedral románica de Jaca.

Por el Camino de Santiago fluirá con más libertad y eficacia que en otras partes la cultura europea, que Aragón recibirá de pleno por su privilegiada situación entre Francia y España. Quizá por ecos de la memoria, de esta tierra partieron algunas de las primeras medidas de recuperación de la Ruta, en los años ochenta de la centuria pasada, así como iniciativas esenciales para el nacimiento del asociacionismo jacobeo. Jaca promovió y acogió en 1987 el primer congreso internacional de las asociaciones del Camino de Santiago, donde se tomaron decisiones de gran trascendencia para los años siguientes.

En este inicio del siglo XXI los aragoneses siguen conservando y promoviendo el Camino, al tiempo que cuentan con algunos de los centros de acogida más significativos de toda la Ruta. [MR]


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