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En euskera, Nafarroa. Comunidad autónoma española por la que discurren dos trazados principales de la Ruta Jacobea: el Camino Francés, procedente de Francia, y el Camino del Ebro, que llega a la comunidad foral tras atravesar Aragón. Aparece entre los territorios por los que, según el libro IV del Codex Calixtinus (s. XII), pasaba el camino de estrellas que veía Carlomagno en sus sueños y que lo condujo hasta el sepulcro de Santiago en Galicia. Es también en el Liber Sancti Jacobi donde se menciona que “antes de que creciese plenamente por tierras españolas la cristiandad, los impíos navarros y vascos solían no solo robar a los peregrinos que se dirigían a Santiago, sino también cabalgarlos como asnos, y matarlos.” Sin duda, la hospitalidad navarra, esencial en el desarrollo de la peregrinación, demostraría a lo largo de los siglos una realidad muy distinta.

El reino navarro surge como heredero del Reino de Pamplona en el año 852, pocos años después del descubrimiento del sepulcro de Santiago en el monte Libredón. Bajo el mandato de Sancho III el Mayor (1004-1035), gran protector de la causa jacobea, el reino alcanzó su apogeo, abriéndose por medio del Camino a las influencias europeas.

Las vinculaciones con este se observan, además, en el asentamiento de numerosas comunidades de francos -esto es, extranjeros, no sólo gentes procedentes de Francia- a lo largo de las localidades más emblemáticas de la Ruta. Los sucesores de Sancho III favorecieron la creación de este tipo de poblaciones, como es el caso de Larrasoaña y Villava, repobladas en el siglo XII. En Pamplona convivieron, no sin problemas, los tres burgos (s. XI): el de San Nicolás, formado por navarros libres y foráneos; el de San Cernín, donde habitaban comerciantes y artesanos francos, y la Navaterría, de población autóctona. Carlos III unificó los tres burgos en el año 1423.

Asimismo, los contactos con el extranjero vendrían de la mano de la implantación de nuevos cultos; en Estella se adoraba a la Virgen del Puy y a Nuestra Señora de Rocamador, advocaciones muy populares en Francia, vinculadas a las rutas jacobeas en ese país.

Otras iniciativas que adoptaron los monarcas de la dinastía navarra fueron la eliminación de obstáculos de carácter físico, político y administrativo del Camino, además de la fundación de numerosos santuarios y hospicios a lo largo de su trazado. Todas estas medidas desembocaron en la consolidación del Camino Francés como la principal ruta a Compostela.

Por otra parte, esta interrelación entre monarquía y Camino de Santiago también reportó importantes beneficios al reino, puesto que la masiva llegada de peregrinos favoreció su desarrollo económico.

La genuina ruta jacobea, el Camino Francés, se adentra en España a través de los Pirineos, llegando por el Camino Navarro desde la población de Valcarlos. Toda la zona que se extiende entre esta localidad fronteriza y la mítica villa de Roncesvalles, que dista 16 km, fue el escenario de importantes sucesos enmarcados en la leyenda carolingia. De hecho, en Valcarlos -cuyo nombre hace clara alusión al rey de los francos- acamparía el ejército de Carlomagno durante la emboscada de Roncesvalles (s. VIII).

La iconografía sitúa en el puerto de Ibañeta la popular imagen de Roldán, el caballero más querido por Carlomagno, tocando el olifante y quebrando una roca con su espada Durandarte. La emboscada de Roncesvalles, en la que fueron muertos unos ciento cuarenta mil guerreros del bando cristiano, según la leyenda, fue llorada y vengada por el emperador. Aparece ampliamente descrita en el Códice, donde también se dice que fue en Valcarlos donde el obispo Turpín ofició la misa en honor de Roldán y los demás caídos.

Las siguientes paradas, después de Roncesvalles, son Burguete, Viscarret, Zubiri, Larrasoaña, Irotz, Huarte, Arre -a la que se llega cruzando el puente medieval de seis arcos sobre el río Ulzama-, Villava y Burlada. El próximo destino es la capital de la comunidad foral, Pamplona, la primera gran urbe del Camino Francés. Seguidamente, atraviesa Cizur Menor, el alto del Perdón -en la sierra del mismo nombre- y Muruzábal, llegando hasta Puente la Reina.

Este ramal del Camino Francés se une a otros dos, que constituyen el último tramo del Camino Aragonés, el cual atraviesa en la comunidad foral de Navara las poblaciones de Yesa, Javier, Sangüesa, Lumbier -donde se encuentra el famoso puente del Diablo o de Jesús- y Salinas de Ibargoiti. Los dos itinerarios procedentes de Zaragoza se hacen uno en Monreal. Sin embargo, pasando la vecina Tiebas, el peregrino tiene nuevamente dos opciones: al norte, atravesando Biurrum y Ucar, y al sur, cruzando Muruarte de Reta, Olcoz y Orzagaña. Los caminos se solapan en Eneriz, partiendo juntos hacia Obanos, donde se unen al Camino Navarro procedente de Valcarlos.

En Puente la Reina, el Camino de Santiago sigue una única vía, visitando, todavía en Navarra, los enclaves de Mañeru, Cirauqui, Lorca, Villatuerta, la emblemática Estella, Irache, Villamayor de Monjardín, Sansol, Torres del Río y Viana. La ermita de la Virgen de Cuevas (s. XVIII) constituye la última parada en Navarra. El Camino parte ahora hacia Logroño, en la comunidad de La Rioja.

También por estas tierras pasa el Camino del Ebro, procedente de Cataluña y Aragón. La principal parada navarra es Tudela, ciudad en la que entre los siglos X y XV convivieron las religiones cristiana, judía y musulmana.

En Navarra existen numerosos templos fundados bajo la advocación de Santiago el Mayor. Ya en Valcarlos, a la entrada del Camino en España, hay una iglesia parroquial (s. XIX) consagrada al culto jacobeo. La capilla de Santiago (s. XIII) en Roncesvalles, también llamada de los Peregrinos, conserva una talla del Apóstol peregrino, así como una campana que antaño servía de orientación a los viandantes en los momentos de nieve, niebla, etc. En Pamplona la iglesia de Santiago contiene en su retablo uno de los milagros narrados en el Codex Calixtinus. Por su parte, la imponente iglesia de Santiago (s. XII) de Puente la Reina alberga la que es quizá la talla más famosa del Camino, el popular Santiago Beltza.

También resulta emblemática para la Ruta la colegiata de Santa María de Roncesvalles (s. XIII), donde se adora a una madona (s. XIV) traída de Toulouse. Su biblioteca custodia más de 15.000 volúmenes, y en su sección de Archivo Histórico pueden verse, entre otros interesantes documentos, los libros de fábrica del hospital de Roncesvalles. En su museo se encuentra el conocido como ajedrez de Carlomagno, así como la célebre esmeralda de Miramamolín. Son joyas vinculadas a las leyendas carolingias del lugar, como lo está el llamado Silo de Carlomagno, también en Roncesvalles.

Otros monumentos que cabe destacar son la iglesia gótica de San Miguel en Salinas de Ibargoiti, la de San Pedro (s. XIII), en Viscarret, y la iglesia de San Nicolás de Bari (s. XIII), de Larrasoaña.

En los templos de Santo Domingo y San Cernín (s. XIII) de Pamplona pueden observarse multitud de referencias jacobeas, mientras que en el alto del Perdón la conocida como Virgen del Perdón contaba con una ermita y un hospital. En Estella, la iglesia del Santo Sepulcro (s. XIV), el templo de San Juan Bautista (s. XIII) y el santuario de San Pedro de la Rúa (s. XIII) también disponen de una amplia representación de la iconografía santiaguesa. Por su parte, en Torres del Río se ubica la iglesia del Santo Sepulcro (s. XII), que tiene una cierta similitud con el templo homónimo de Jerusalén, mientras que en Viana se conserva un retablo dedicado a Santiago en la iglesia de Santa María (ss. XIII-XIV).

Con todo, el símbolo más destacado del Camino, definitivo unificador de todas las rutas a Compostela en una, es el puente de la localidad de Puente la Reina, de probable origen romano, aunque la obra actual se principalmente medieval.

El patrono del Camino Navarro, San Veremundo, cuenta con una efigie en la iglesia de la Asunción (s. XIII) de Villatuerta. En Irache -célebre por su moderna fuente del Vino- se fundó en el año 958 un monasterio del que este santo fue su más excelso abad.

En la principal ciudad del Camino del Ebro, Tudela, no se puede dejar de visitar su catedral gótica (s. XII), donde se alaba a la Virgen Blanca. El conjunto catedralicio alberga también una capilla consagrada a San Juan Evangelista. La urbe también cuenta con templos consagrados a San Nicolás de Bari y María Magdalena, devociones muy vinculadas al Camino de Santiago.

Quizá el ejemplo más sobresaliente de hospitalidad en el Camino en Navarra lo ofrezca el conjunto de Roncesvalles, creado inicialmente como cofradía en 1127. Fue erigido a iniciativa del obispo de Pamplona Sancho de Larrosa y el rey Alfonso el Batallador. Poco después, una colegiata de canónigos se puso al frente del hospicio, convirtiéndolo en centro religioso de referencia.

Aparecen pormenorizadas las condiciones en las que se ofertaba asistencia a los peregrinos en el códice de La Pretiosa (s. XIII).

También hubo hospitales, bien para peregrinos, bien malaterías y lazaretos, situados en Valcarlos, Javier, Salinas de Ibargoiti, Viscarret, Larrasoaña, Cizur Menor, Puente la Reina, Mañeru, Lorca, etc.

En Arre hubo un importante centro que atendía a los romeros ya en el siglo XII, y que en la actualidad se mantiene como albergue. La capital navarra disponía de la hospitalidad de la Orden de San Juan de la Cadena, la catedral de Santa María y el mesón del Caballo Blanco (1500). En el siglo XIV se contaban en Estella hasta seis hospitales de peregrinos, entre otros, mientras que Viana, la última localidad del Camino de Santiago en Navarra, disponía de los hospicios de San Bartolomé, San Julián, Santa Catalina y Nuestra Señora de Gracia.

Una de las peregrinaciones navarras más destacadas se produce en plena Guerra Civil, en junio del Año Santo de 1938. Serían 800 los peregrinos que conformaron la expedición a Compostela en ese año, acontecimiento que tuvo una gran repercusión informativa por la participación de tres ministros. La comitiva partió a Galicia para agradecer al Apóstol la toma de Navarra por las fuerzas franquistas.

Posteriormente, en 1988, la comunidad foral se convierte en la primera de España en delimitar y establecer un régimen de protección para el itinerario jacobeo.

Son numerosos los albergues distribuidos a lo largo del Camino. Ya en Valcarlos se encuentran los romeros con un pequeño centro, mientras que en Roncesvalles, además del albergue existente frente a las capillas de Santiago y del Espíritu Santo, se está rehabilitando otro sobre un antiguo hospital. Estas obras están enmarcadas en el Plan Navarra 2012, que también proyecta la creación de un centro de atención al peregrino en la misma localidad. En Pamplona hay un albergue juvenil y dos para peregrinos, mientras que la amplia oferta hospitalaria de Puente la Reina, con tres establecimientos disponibles, rememora la acogida que en la Edad Media proporcionaba la Orden de San Juan de Jerusalén. Otros municipios con albergues son Zubiri, Huarte, Cizur Menor, Villatuerta, Villamayor de Monjardín, Sansol y Viana.

Mención aparte merece Estella, población que destaca no sólo por sus tres albergues, sino sobre todo por contar con la primera Asociación de Amigos del Camino de Santiago de España, fundada oficialmente en 1962. Uno de sus artífices fue el historiador y canónigo de la catedral de Pamplona Jesús Arraiza Frauca, y su primer presidente fue Francisco Beruete, ambas figuras esenciales en el renacer contemporáneo de la Ruta Jacobea.

Entre los años 2006 y 2008 obtuvieron la Compostela un total de 2.709 navarros. En los últimos años la polémica ha llegado al Camino Navarro. El motivo ha sido la propuesta de ampliación del embalse de Yesa, que podría afectar a monumentos tan importantes para la Ruta Jacobea como la iglesia de San Esteban, el hospital de peregrinos de Santa Ana o las ermitas de San Jacobo y San Juan de Maltray. [SOB]

V. Arraiza Frauca, Jesús / Asociación de Amigos del Camino de Estella-Centro de Estudios Jacobeos / camino de estrellas / Roncesvalles, batalla de


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