Término con el que se conoce a quienes realizan alguna de las rutas del Camino de Santiago en bicicleta. No reconocido todavía por el Diccionario de la Lengua Española, nació con el boom de la peregrinación jacobea en los pasados años noventa e intenta resumir y unir en una única palabra una afición y una vocación: la de ciclista y peregrino.
En un primer momento el vocablo tuvo cierta connotación despectiva, dado que la Ruta Jacobea en su concepción contemporánea se había interiorizado como un itinerario ajeno a cualquier tipo de artilugio mecánico. Por ello, los ciclistas que se adentraban por el Camino -sobre todo los que lo hacían y hacen por la propia senda jacobea- fueron vistos como seres ajenos al espíritu del Camino, pese a que ya desde los años sesenta habían llegado a la Ruta para quedarse y eran reconocidos por la Iglesia de Santiago, al concederles la compostela como a los peregrinos a pie. Uno de los primeros bicigrinos fue el popular hospitalero navarro Pablito el Varas (1966).
Con el tiempo los ciclistas lograron formar parte del paisaje propio del Camino y el término acabó siendo asumido por ellos mismos, inicialmente con ironía y finalmente con naturalidad y hasta con orgullo. Son varias las páginas web y los foros sociales en los que los bicigrinos se citan entre ellos de esta manera y se intercambian todo tipo de información y productos específicos para realizar el Camino en bicicleta. [MR]