Se trata de un término surgido en lo que atañe al Camino de Santiago en los años noventa del siglo XX para referirse a los cíclicos periodos de gran afluencia de peregrinos por esta Ruta. Lo comenzaron a utilizar desde el Jubileo de 1993 -primer año de gran afluencia al Camino Francés- representantes de asociaciones de amigos del Camino, medios de comunicación y determinados peregrinos que padecieron dificultades de acogida en determinados momentos de aquel año, especialmente durante los meses de julio y agosto.
Después de 1993 se constató como en determinadas épocas del año la Ruta sufría estas desbordantes afluencias cíclicas, soportadas de forma casi exclusiva por el Camino Francés en España, sobre todo en sus últimos cien kilómetros, los que van desde Sarria -población de partida elegida por muchos peregrinos por estar a la distancia mínima exigida para obtener la compostela- a las puertas de Santiago. Se ha producido el fenómeno de forma esporádica en otros lugares más distantes, en ocasiones debido a peregrinaciones con gran número de caminantes que no prevén de forma adecuada su alojamiento al final de las distintas etapas.
Se comprobó en seguida que los meses centrales de los años jubilares y determinados momentos de los restantes -Semana Santa, julio y agosto- eran presa habitual de la masificación. Nació así la necesidad de reforzar la acogida por las administraciones autonómica y local, que han recurrido en más de una ocasión a la ayuda del Ejército con tiendas de campaña. Pabellones polideportivos y dependencias públicas diversas se han adaptado temporalmente en los últimos años para dar respuesta a estos períodos en los que los albergues públicos y privados se vuelven insuficientes. En alguna ocasión se han producido pequeños conflictos y disputas por este motivo.
Se dan dos formas de masificación: una de carácter excepcional, en momentos de una afluencia extrema que desborda la oferta de los albergues y precisa de instalaciones alternativas de acogida -es propia de los años santos- y otra silenciosa, más o menos habitual y propia del verano, que llena cada día los albergues -especialmente los públicos- y obliga a los peregrinos a una constante tensión por llegar pronto a estas dependencias y garantizarse un lugar hasta el día siguiente.
Ambos tipos de masificación, un fenómeno que hay que tener en cuenta a la hora de decidir cuándo se va a realizar el Camino y por dónde, provocan una imagen distorsionada e injusta de la Ruta Jacobea y ocasionan problemas para ofrecer a los peregrinos la atención diferenciada que se había convertido en una de sus singularidades más valoradas. Además, desvirtúa el sentido moderno de recogimiento y contacto directo con el entorno de la Ruta.
En algún momento se ha manifestado por distintas asociaciones y medios cierta prevención ante los daños de todo tipo que este caudal humano incontrolado puede provocar en el patrimonio cultural y natural del Camino, sin el que este perdería su sentido.
El origen de la masificación en una vía de peregrinación que en su concepción contemporánea huye de ella, está, sin duda, en su popularización desde principios de los pasados años noventa y en el uso mal entendido por muchos peregrinos sin información suficiente de los servicios que ofrece, en muchos casos gratuitos o a muy bajo coste. También se ha percibido incomprensión hacia las históricas reglas de hospitalidad que dieron a la Ruta gran parte de su sentido pasado y presente. Echarse al camino sin conocer previamente esta realidad supone un grave riesgo de no entender el sentido profundo de la peregrinación y no disfrutar de los singulares valores que aporta.
Conscientes de esta realidad, desde principios del siglo XXI -se confirmó en el Jubileo compostelano de 2004- muchos peregrinos deciden realizar las rutas alternativas al Camino Francés. Es, sin duda, una forma de buscar lo que el Camino puede ofrecer sin renunciar a él. De esta nueva realidad, a la que acuden sobre todo peregrinos extranjeros -alemanes, franceses, nórdicos, etc.-, se han beneficiado la Vía de la Plata, el Camino del Norte, los itinerarios jacobeos franceses, etc. [MR]
V. acogida