Prior y canónigo de la iglesia de Palencia (ss. XVI-XVII), es el autor del libro Defensa de la venida y predicación evangélica de Santiago en España. La obra, dirigida al rey Felipe III, fue escrita en latín y presentada en Roma ante el papa Clemente VIII. Posteriormente fue traducida a la lengua castellana y publicada en 1608. Este libro se redactó como respuesta a los historiadores y autoridades eclesiásticas que en ese momento ponen en entredicho la presencia evangelizadora de Santiago en España.
En concreto, en el prólogo al lector, Diego del Castillo menciona al papa Clemente VIII, quien a finales del siglo XVI mandó hacer la revisión de un breviario para suprimir de él una frase introducida por San Pío V: “Santiago recorrió España y predicó el evangelio”. Cita también, entre otros, al arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez quien, según Castillo, durante un concilio hizo burla de los que defendían la evangelización de Santiago en la península.
La obra está compuesta por treinta y dos capítulos en los que el autor expone los argumentos y pruebas que existen sobre la venida y predicación de Santiago en España, apoyándose en los documentos bíblicos de los santos y en los documentos papales, especialmente en la obra de San Isidoro (s. VII), vita et obitu sanctorum patrum. En el primer capítulo, presupone como hecho “certísimo” que el cuerpo de Santiago se encuentra en la iglesia compostelana. En los posteriores, reconoce la ausencia de documentos escritos contemporáneos a la estancia de Santiago que corroboren el hecho, pero lo contrarresta arguyendo la fuerte tradición de culto a este santo en el península. Sin embargo, la mayor parte de la obra es una confrontación entre los argumentos en contra y la respuesta de Diego del Castillo, que se posiciona claramente a favor. Asimismo, al final se añaden unas sentencias, una bula del rey Ramiro sobre Clavijo, un privilegio del rey Sancho y una oración dirigida al Apóstol del padre Ribadeneyra. Antes de la Defensa, Diego del Castillo había publicado un tratado, Información acerca del embargo que se ha hecho del Breviario, en el que se atreve a afirmar que negar la tradición española de Santiago, como preten-dían el papado y sectores de la Iglesia española, era negar también otras muchas tradiciones católicas, entre ellas la romana y la del Pilar de Zaragoza. [MR/XIV]