Es la acción y efecto de pensar, reflexionar, examinar con cuidado algo para formar dictamen, según el Diccionario de la lengua española (Real Academia Española, 2001). La reflexión sobre la situación personal y el sentido de la existencia es uno de los motivos más citados por los peregrinos para emprender el Camino de Santiago. No se plantea casi nunca como una exigencia esencial, pero se busca en la ruta la oportunidad para hacerlo. Por eso casi siempre se habla de pensamiento/pensar, no de otras consideraciones más trascendentes. Lo comentaba en 1995 el escritor holandés Cees Nooteboom al referirse al cuestionario que deben cubrir en Santiago los peregrinos para obtener la compostela: «Muchos en el apartado del motivo que les ha llevado hasta allí escriben “Pensar”.»
Una vez en el Camino, dependiendo de la personalidad del peregrino o peregrina y la forma en que se tome y resulte la peregrinación, este impulso inicial irá tomando cuerpo o quedará sólo en una actividad ocasional, surgida de forma más o menos espontánea en determinados momentos y situaciones. En el Camino, especialmente en el Francés, existen lugares y refugios donde se practica la meditación -un ejercicio, un paso por encima de la acción de pensar- y se ayuda al peregrino a profundizar en sus reflexiones más recurrentes e íntimas. Es un apartado más del amplio espectro de espiritualidad que el Camino puede ofrecer y es, además, una actividad moderna frente a la extrema exigencia religiosa del pasado y las dificultades sin cuento en las que el peregrino debía ocupar su pensamiento. [MR]