XacopediaArchidiócesis de Santiago de Compostela

División administrativa eclesiástica que abarca una basta extensión de la provincia de A Coruña y el norte de la de Pontevedra, en Galicia. Tiene su sede en la ciudad de Santiago de Compostela, lugar originario del sepulcro del apóstol Santiago el Mayor y donde se desarrolló su centro de culto y peregrinación.

Algún autor lleva los orígenes remotos del territorio eclesiástico compostelano al siglo I, en el que, según la tradición, los restos de Santiago llegaron desde Jerusalén, lugar de su martirio, hasta los confines gallegos. Como responsables del lugar del sepulcro quedarían sus discípulos Atanasio y Teodoro. Los inicios de la actual Archidiócesis hay que buscarlos, en todo caso, hacia el siglo VI, cuando se habría producido la primera organización territorial de la Iglesia de Galicia. La zona occidental, en cuyo territorio se iba a descubrir el sepulcro de Santiago, quedó bajo la administración de la Diócesis de Iria Flavia, Padrón, a 20 km de la actual Compostela y sufragánea de la iglesia metropolitana de Braga, Portugal.

La modesta historia de la Diócesis de Iria da un giro de 360 grados cuando hacia los años 820-830 su obispo Teodomiro confirma como pertenecientes a Santiago el Mayor los restos encontrados en un mausoleo de la actual Compostela. En el mismo siglo IX se construyen las dos primeras iglesias y dependencias complementarias del culto, en las que comenzaría a residir pronto el propio Teodomiro. El rápido desarrollo del denominado locus sancti Iacobi llevará a que la sede de Iria pierda interés para los prelados de la Diócesis. En la segunda mitad del siglo IX se conoce ya como Diócesis de Iria y Santiago y sus titulares residen con seguridad en ésta última.

En 1095 surge, ya con sede única, la actual Diócesis de Santiago de Compostela, mediante la bula Veterum sinodalia, del papa Urbano II. Era una vieja aspiración que se hacía realidad al inicio del que iba a ser el período más brillante de la Diócesis compostelana, coincidente con el gran esplendor medieval de las peregrinaciones.

El principal logro del siglo XII, y quizá el mayor en la historia del territorio eclesiástico compostelano, será su consideración como sede apostólica y metropolitana. El reconocimiento fue del papa Calixto II, con vinculaciones familiares en Galicia, lo que ayudó, sin duda, a este éxito. Fue un momento plácido en unas relaciones, las de Santiago-Roma, que casi siempre habían sido distantes o simplemente antagónicas: nunca había aceptado el Papado la condición de iglesia apostólica reclamada por Santiago.

En cualquier caso, con la concesión de Calixto II, el obispo Diego Gelmírez, pasa de inmediato a la condición de arzobispo y, por supuesto, la Diócesis se convierte en Archidiócesis, título conservado hasta el presente. Santiago heredaba el título de la que había sido la Archidiócesis metropolitana de Mérida, Extremadura, y bajo su mandato queda también Braga, otra prestigiosa sede del occidente peninsular. Es el momento de mayor esplendor en la historia de la Archidiócesis compostelana, que además une al poder eclesiástico el poder político sobre una amplia extensión de territorio, con centro en Compostela, conocida como Terra de Santiago. Con el tiempo, el basto territorio peninsular vinculado a la Archidiócesis compostelana se iría reduciendo sin remedio.

La pérdida de peso se debió al desplazamiento definitivo del centro de poder político desde el norte hacia el centro de España, al descrédito de las peregrinaciones europeas tras el triunfo del protestantismo y a la propia insistencia de la Iglesia compostelana en sus antiguos privilegios, que generaron rechazo y protestas en otras zonas de la Península. El voto que una parte de España tenía que tributar a Santiago es el ejemplo más claro: al tiempo que resultaba fundamental para el sostenimiento de la Archidiócesis y, sobre todo, del santuario compostelano, generaba todo tipo de rechazos hacia ésta. El cambio en la propia forma de entender la religiosidad durante un largo período que va desde el siglo XVII hasta finales del XIX puso la puntilla. La peregrinación a Santiago, que decae pero no desaparece, se convierte en un argumento para la sospecha y el descrédito. Todo ello acaba afectando al propio santuario y al área geográfica de la Archidiócesis que, en todo caso, vivía con cierto distanciamiento lo que pasaba en la sede compostelana.

A finales del siglo XIX Santiago comienza a recuperar parte del peso perdido en los siglos anteriores. Será gracias al lento pero continuado resurgir de las peregrinaciones. Ayudarán a ellos varias figuras eclesiásticas confiadas en las posibilidades de renacimiento del fenómeno jacobeo. Pero será una recuperación centrada más en el prestigio de la sede compostelana que en un poder efectivo. El hecho de que al frente de la Archidiócesis de Santiago de Com-postela estuviesen en el siglo XX varias figuras de la iglesia española -cardenales como Quiroga Palacios, Suquía Goicoechea y Rouco Varela- supuso un revulsivo para el Arzobispado y la catedral compostelana. En todo caso, en una estructura tan consolidada como la de la iglesia actual, la Archidiócesis difícilmente podría recuperar el peso territorial y la influencia de la que gozó hasta poco tiempo después de la Edad Media. En el presente la Archidiócesis de Santiago es Sede Metropolitana de Galicia. [MR]


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