Décimo cuarto rey de Portugal (Alcochete 1469-Lisboa 1521). Peregrina a Santiago en 1502. Hijo del infante Fernando, hermano de Alfonso V, fue nombrado, tras la muerte de su hermano Diego, duque de Beja, señor de Viseu, Covilhã y Vila Viçosam, gobernador del Maestrazgo de Cristo y condestable del Reino. El accidente que mató al heredero del trono -Alfonso- llevó a que fuera aclamado rey en Alcácer do Sal en octubre de 1495. Se casó tres veces, primero con Isabel -viuda de Afonso-, después con la infanta Maria de Castilla y, por fin, con Leonor, hermana de Carlos V.
Manuel I recibió el gobierno en el preciso momento en que Portugal se preparaba para alcanzar la más elevada proyección. Los veintiséis años de su reinado conocieron gran actividad en los dominios de la política interna, de la política ultramarina y de la política externa. Damião de Góis en su Crónica de Don Manuel I cuenta en las páginas 85 y 86 la peregrinación y los asuntos del reino tratados durante esta.
En 1502 Manuel I, a causa de los éxitos de los viajes marítimos, va en romería a Santiago de Compostela, acompañado por el obispo Pedro -prior de Santa Cruz de Coimbra-, Diego Lobo, Martinho de Castelo Branco, Nuno Emanuel, António de Noronha -su escribano-, y Fernando II, marqués de Vila Real, que fue enviado para que no se supiera de la presencia del rey en Galicia.
Así, en octubre de 1502 el rey parte en dirección a Coimbra donde visita el túmulo de Afonso Henriques -primer rey de Portugal- y decide que tan magnánimo monarca requería un lugar más digno. De Coimbra siguió por Montemor-o-Velho, Aveiro y Oporto. De aquí sigue para Valença y entra en Galicia por Tui, directo para Santiago de Compostela donde se dio a conocer -por ir de incógnito- y fue festejado por el Cabildo, por los gobernadores de la ciudad y por la nobleza de Compostela. Manuel permanece tres días en Santiago y, tras hacer su donación a la Iglesia compostelana y dar muchas limosnas a las personas necesitadas, regresa al reino y ofrece donativos a todas las casas por las que pasó hasta llegar a Lisboa. Después de su vuelta, Manuel mandó que se hiciera una lámpara de plata para que fuera colocada en el frente del altar de Santiago y atribuyó una renta a Catarina Sarmento, nieta del regidor de Pontevedra, para que proveyese de aceite y la mantuviese encendida. Este acto fue renovado a lo largo de los siglos por varios reyes y reinas de Portugal. [AR]