Es un ara de origen romano dedicada a Neptuno, dios de las aguas. El cristianismo lo reinterpretó como un símbolo jacobeo. La leyenda asegura que a él se amarró el barco que trajo a Galicia los restos del apóstol Santiago. Se custodia en el presbiterio de la iglesia parroquial de Santiago de Padrón, en el Camino Portugués en Galicia.
La Iglesia de Roma no defendía las antiguas creencias de la evangelización de Santiago el Mayor por los confines de Occidente, asumiendo que los varones apostólicos habían sido enviados a Hispania por San Pedro. Tampoco compartía los postulados de la translatio. En el siglo IX, ante la intención que había de trasladar la sede episcopal de Iria a Santiago, ambos temas fueran silenciados intencionadamente para no incomodar a la curia romana. En el obispado de Diego Peláez (1070-1094) se llega a una total autocensura, y se evita hablar de la cuestión, aunque se admita poseer el cuerpo del Apóstol.
En 1095, una vez conseguido el objetivo, la Iglesia de Santiago cambia de táctica. Desde 1095 hasta 1100 el nuevo obispado permanece vacante. Ese año se sitúa al frente de la mitra Diego Gelmirez, quien reintroduce el tema de la translatio en la primera parte de la Historia Compostelana.
En esta época todavía se silencia el asunto de la predicación jacobea en Galicia. No obstante, se recupera la tradición que reconoce a sus discípulos como los autores del enterramiento del Apóstol en el bosque Libredón y la posterior construcción de un edículo sepulcral. En este contexto se presenta la revalorización del Pedrón como reliquia jacobea imprescindible y vinculada a la traslación del cuerpo de Santiago desde Jaffa a Padrón.
El Pedrón es una valiosa ara votiva de origen romano. La pieza mide 167 x 75-60 x 75-63 cm. En su frente hay una inscripción con algunas letras borradas que originalmente podría decir Nept / uno / For(o) i (ri) / e/(n)ses / d(e) s(ou) p(osuerunt) [A Neptuno el Foro Iriense con su dinero]. En la parte superior aparece inscrita una cruz, como forma de cristianizar lo pagano. Su lado posterior es plano como si hubiera estado arrimado a una pared.
Es un ofrecimiento de los habitantes de Iria a Neptuno como dios de las aguas y especial protector del puerto. La ara la dedican los for(o)irienses, es decir, los habitantes del Forum Iriensium, que la hicieron a su costa agradecidos al dios del mar, a causa del esplendor comercial que había alcanzado la población. No se sabe la fecha exacta en que fue tallada, aunque el latinista Manuel C. Diaz y Díaz piensa que como muy tarde sería en el siglo II d.C.
Con el paso del tiempo la tradición jacobea se fue enriqueciendo, y de la misma manera, las interpretaciones de lo que significaba el Pedrón. Como ya vimos, la más extendida lo identifica con la piedra a la que se amarró la barca que transportó los restos del Apóstol hasta Padrón. Otra leyenda lo convierte en la silla o cátedra, en un sentido apostólico y episcopal, desde la que Santiago predicaba, o también como la piedra que sustentó el altar que existía en el primitivo templo construido en Padrón.
Lo cierto es que el Pedrón fue siempre muy venerado como elemento principal de la tradición jacobea. Prueba de ello es el desgaste que presenta la pieza en su parte central, a causa de la costumbre que tenían los peregrinos desde la Edad Media de abrazarlo.
No se sabe con exactitud la época en que la pieza se coloca en el interior del templo parroquial de Santiago de Padrón. El historiador López Ferreiro opina que fue en el siglo XV, una vez finalizadas las obras de la iglesia gótica. Con toda probabilidad en aquel tiempo ya se instaló bajo el altar mayor. Al construirse, en sustitución del templo gótico, la actual edificación neoclásica, siguió manteniendo su misma posición de privilegio con la que ha llegado a nuestros días. La Junta Local creada para la reedificación del nuevo templo, solicita en 1859, la idoneidad de situar “[...] el pedrón del Apóstol Santiago á debajo de la mesa del altar mayor, colocado con el decoro correspondiente y de manera que á su alrededor ofrezca alguna comodidad á los que quieran bajar á venerarle [...] tener preservado dicho pedrón de toda irreverencia, profanación y maltrato bajo pena de dos mil reales”. Queda claro el valor que se le concedía a esta reliquia.
La primitiva localización del Pedrón sería, según nos transmite la tradición, a la orilla del río Sar, en el padronés lugar de A Barca, muy cerca de la iglesia de Santiago, que luego le dio cobijo. El templo románico, y posiblemente el preexistente del obispo Gundesindo, se hace en ese emplazamiento atendiendo a esta antigua creencia, expresada en el libro III de la Historia Compostelana: “[…] donde el glorioso cuerpo del Apóstol había sido depositado al salir de la nave”.
Desde el último cuarto del siglo XV la venerable reliquia recibió la visita de innumerables peregrinos. Algunos de ellos escribieron sus impresiones. En 1484 el noble silesio Nicolas de Popielovo llega a Padrón. Nos cuenta que en su iglesia “había visto la silla en la que se había sentado Santiago”. Indudablemente se refiere al Pedrón.
En diciembre de 1494 alcanza la villa el galeno natural de Tirol y residente en Núremberg, Jerónimo Münzer. Realizaba un viaje desde Lisboa a Santiago. Según explica, lo primero que hizo fue “visitar la iglesia de Santiago, en cuyo altar mayor hay una columna de piedra con cierta concavidad, en la que dicen que estuvo el cuerpo del Apóstol”. Confunde el Pedrón con la piedra donde se apoyó el cuerpo del Apóstol nada más ser evacuado de la barca.
Otro relato interesante es el de Ambrosio de Morales, que viajó por Galicia, León y Asturias en 1572. Considera al Pedrón una piedra romana de la época del emperador Claudio: “Debajo del altar mayor, que es hueco, está una gran piedra, más alta que un hombre, es berroqueña, y tuvo forma de piedestral, sino que los romeros lo han descantillado lo mas de las molduras. Tambien le han quitado mucha parte de las letras romanas que tenía, las que ahora le quedaron son estas muy grandes […]”
A estas tierras de Padrón también arribó en 1582 el noble alemán Erich Lassota von Steblovo. Cree que el Pedrón es la silla de Santiago, desde la que predicó en vida: “Bajo el altar mayor [de la iglesia de Santiago] hay una columna de piedra, sobre la cual, sentado Santiago, algunas veces predicó.”
A la insigne pieza también hace referencia en el siglo XVII el cardenal Jerónimo del Hoyo. Visita la iglesia de Padrón en 1607 y afirma que “debajo del altar está un padrón donde dicen se açió la barca donde vino el cuerpo del Apóstol”.
En su célebre libro sobre la historia de Santiago (Madrid, 1610), Mauro Castellá Ferrer refleja que “saltando en tierra los discípulos de Santiago, la ataron [la barca] a un gruesso pilar de piedra. q. Estaua en el desembarcadero, el qual está aora en la Yglesia de Santiago, q. está a doscientos passos deste desembarcadero, debaxo del Altar mayor, adonde es visitado, y reverenciado por este respeto de todos los peregrinos”.
También hay viajeros que aportan visiones racionalistas en relación al Pedrón; además de la de Ambrosio de Morales, ya comentada, destaca la opinión del ilustrado benedictino fray Martín Sarmiento, expresada en su obra Viaje a Galicia (1745), en la que desacredita la tradición apuntando que la célebre pieza es una columna militar romana: “Estuve en Padrón en la Iglesia de Santiago. Debajo del altar hay una columna con letras. Allí dicen -unos- que estuvo y es la silla del Apóstol, los otros que es el poste donde se amarró la barca en la que vino el Apóstol. Para que fuese la silla es preciso que se crea por fe y para que fuese el poste, que se crea de ligero. Creo que es una columna militar del los romanos u otra semejante.”
La pieza siempre ha sido uno de los reclamos culturales más visitados de Padrón. La guía Michelín en su edición de 1987 lo cita en estos términos: “En la iglesia parroquial, junto al puente, se conserva bajo el altar mayor la piedra que se asegura sirvió para amarrar la barca que lo trajo [abrir el frontal y encender la luz a la izquierda]” [MGR]