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País centroeuropeo de tradición jacobea. Es uno de los que experimentaron un mayor crecimiento de las peregrinaciones en las últimas décadas del siglo XX. Este aumento de la devoción al Apóstol estuvo muy ligado a la visita del papa polaco Juan Pablo II a Compostela en el año 1982. Resultan ejemplares las palabras pronunciadas por el Sumo Pontífice en aquella ocasión: “Yo, Obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal desde Santiago te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte, sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual en un clima lleno de respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades”.

Pocos años después, en agosto de 1989, el papa consiguió reunir en la IV Jornada Mundial de la Juventud, de nuevo en Compostela, a más de 400.000 jóvenes.

Ciudades como Gdansk y Stettin se encuentran en la Ruta de la Oberstrasse o Camino Alto, que popularizó el peregrino alemán Hermann Künig von Vach (s. XV). Wolfgang Lipp incluye ambas ciudades en el Camino en su libro Der Weg nach Santiago, de 1991. Otras fuentes, sin embargo, sitúan el inicio ya en Letonia y Estonia. Con todo, en la actualidad los peregrinos polacos pueden tomar alguna de estas tres alternativas, ya en parte señalizadas como vías jacobeas: el conocido como Camino de Dolny Slask, que atraviesa la Baja Silesia; el Camino de Wielkopolska, que parte de Gniezo, pasa por la República Checa y el santuario mariano de Einsiedeln (Suiza). También lo hace por la Via Regia, denominada en alguna zona Camino Alto o Camino Real, que va por la localidad de Brzeg y llega hasta Zgorzelec.

Monjes benedictinos procedentes de las regiones de Lieja y Lorena, pero también originarios de diversas ciudades polacas -destaca Sandomierz- contribuyeron a la difusión de la devoción jacobea. Sobresale en este sentido la poderosa abadía de Cluny, tan relacionada con la basílica compostelana en tiempos de Gelmírez y del papa Calixto II, que llegó a fundar monasterios en territorio polaco. Las primeras noticias de un culto a Santiago el Mayor llegan en la Baja Edad Media. En 1296 el noble Nicolaus de Gestin realiza uno de los primeros patrocinios. De esa época data también el hallazgo de una concha en el cementerio de Ostrow Lednicke.

La adoración al Apóstol llegó a tener una amplia difusión, sobre todo en las localidades de la costa -Santiago era patrón de los comerciantes de la Hansa- de manera que no es extraño ver entre los peregrinos europeos presentes en Compostela gentes de esta nación. La influencia en el litoral polaco de la vecina Alemania, país donde el culto jacobeo estaba ya más que asentado, contribuyó en gran medida a su difusión. También las alianzas temporales, como el matrimonio entre Alfonso VII de Castilla con la princesa Ryxa (1152), establecieron importantes nexos de unión entre Polonia y España.

La mayor parte de los peregrinos medievales polacos procedía de la aristocracia, puesto que emprender un viaje de semejantes características no estaba al alcance de la mayoría de los ciudadanos. Por otra parte, no existen registros que certifiquen la existencia de peregrinaciones por penitencia.

Del siglo XIV se conserva documentación por medio de un salvoconducto concedido por la cancillería aragonesa el 15 de abril de 1378. Los beneficiados son cuatro peregrinos polacos: Estanislao de Vedereke, Francisco de Schubyn, Clemente de Mocrsco y Jacobo Cztan de Rogow. Los cuatro caballeros tenían vínculos con la corte polaca. Durante ese mismo siglo existe documentación de dos conciudadanos más, en 1380 y 1399.

Ya en el siglo XV existe una noticia de una peregrinación realizada en el año 1414. Sin embargo, el viaje más célebre de esa centuria lo emprende Nicolas von Popplau, también conocido como Popiolovo, ciudadano de Breslau que descendía de una estirpe de nobles polacos germanizados. Peregrinó a los santuarios de Compostela, A Nosa Señora da Barca, en Muxía, y Fisterra en 1484, portando en un carro un lanzón “con el que había sorprendido a todos en los torneos de Malinas”, en palabras de Fernández del Riego. Se conserva un relato de su recorrido, en el que asegura haber visto restos de Santiago el Mayor y Santiago el Menor, una vez llegado a la basílica compostelana.

A pesar de que muchas de las regiones limítrofes se plegaron ante el avance del protestantismo, la confesión católica siguió siendo la mayoritaria en Polonia. De esta forma, todavía en los siglos XVI-XVIII existen testimonios de peregrinaciones a la basílica de Santiago. Al igual que lo había hecho Popiolovo, también de Breslau peregrinó en 1506 Peter Rindfleisch. De la región de Silesia, donde también se constatan influencias germanas, viajó hasta Compostela Erich Lassota en 1581. Durante ese mismo siglo visitó Santiago Jan Dantyszek, poeta, obispo y embajador de la corte de Carlos I de España.

En el siglo XVII el peregrino más famoso sería Jakub Sobieski (1590-1646). Perteneciente a la nobleza y padre del rey Juan III Sobieski. Viajó hasta el sepulcro apostólico entre marzo y abril de 1611. Partió de Cracovia en 1607 y visitó a lo largo de seis años multitud de enclaves de toda Europa, para rematar en el punto de partida en 1613. En España, siguió el Camino por Pamplona y Estella. Se desvío del Camino Francés para contemplar, como muchos de los peregrinos de su tiempo, las reliquias de la Cámara Santa de San Salvador de Oviedo. Una milla antes de llegar a Compostela, Sobieski se apeó de su caballo y llegó caminando a la ciudad. Tras quedar maravillado por la urbe y, sobre todo, por el Hospital de los Reyes Católicos, visitó a continuación Padrón. El relato de su viaje, testimonio clave de la conocida como literatura odepórica, fue escrito en 1640.

En 1677 también realizó la peregrinación jacobea Sebastián Mequi, un franciscano polaco. De ese siglo se conserva en el Museo Nacional de Polonia el traje de un peregrino desconocido. Posteriormente, en las primeras décadas del XVIII, López Ferreiro menciona los viajes de cinco peregrinos polacos. El número de visitantes procedentes de este país aumenta durante la década de los años sesenta de ese mismo siglo: en 1764 viaja a Compostela Antono Balte; dos años después, tres sacerdotes lituanos, y en 1767 dos religiosos más, entre otros.

La última noticia histórica sobre la peregrinación de un ciudadano polaco data de 1890. Se trata de un documento referido a Józef Pelczar, canónigo de la catedral de Krakau y doctor de la Universidad Jagiellonne. Este testimonio se conserva en el Muzeum Etnograficznego Krakowie (Cracovia).

En Polonia llegó a haber hasta 155 iglesias (finales del siglo XVIII) bajo la advocación de Santiago el Mayor, y Ostrogoróg se erigía como el principal de sus santuarios. El Apóstol era, asimismo, patrón de la región de Gostynin. De esta forma, Santiago aparece como uno de los santos más populares en Polonia. La mayor parte de los templos se repartía entre los obispados de Poznan y Breslau, aunque también hubo iglesias en Cracovia, Plozk, Wloclawek y Lebus. La que había en Varsovia fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial.

El santuario polaco más emblemático es el monasterio de Nuestra Señora de Chestokova -Jasna Gora-, donde se custodia una famosísima Virgen Negra. La madona fue proclamada reina de Polonia por el rey Juan Casimiro, tras la increíble victoria de una pequeña comunidad de monjes procedentes de este santuario frente al poderoso invasor sueco (s. XVII). El papa Juan Pablo II vio en la valerosa afrenta de los monjes de Jasna Gora el sentir de todo un país: “Hay que poner el oído en ese sitio para sentir como palpita el corazón de toda la nación en el corazón de su Madre”.

El antiguo itinerario seguido por los peregrinos medievales, caído en el olvido durante el siglo XX, está siendo rehabilitado en los últimos años. Trabaja en su recuperación, desde enero de 2005, la Asociación para la Salvación del Patrimonio Cultural Europeo en Polonia, ONG con sede en Torun. Concretamente, el 28 de abril de 2007 se inauguró oficialmente el primer tramo del Camino Polaco, que parte de la catedral de Santiago en Olsztyn y llega hasta la iglesia de Santiago en Torun. Este tramo abarca unos 240 km, y está siendo ampliado al este, hacia la frontera con Lituania -ciudad de Ogrodniki-, y al oeste, hacia Alemania -ciudad de Slubice-.

En la actualidad son varias las asociaciones encargadas de la difusión del Camino de Santiago en Polonia. Destaca la Asociación Polaca de Amigos del Camino de Santiago fundada en otoño de 2003. Se están habilitando cada vez más albergues, sobre todo los vinculados a centros religiosos. El ejemplo más destacado es la Casa del Peregrino, situada en Giertzwald.

Uno de los últimos testimonios de peregrinos que se conservan en la actualidad se editó en Varsovia en el año 2005. Se trata del viaje de Wlodzimierz Antkowiak, autor de Vamos peregrino.

Entre 2006 y 2008 se constata una tendencia al alza de las visitas al santuario jacobeo. Así, en el primero de esos años recibieron la compostela 600 polacos, cifra que se vería aumentada hasta los 867 en 2007. En 2008 se alcanzó la cifra de 1.102 peregrinos. En 2009 superaron los 1.300. [SOB]

V. Camino Alto / Popplau, Nikolaus von / Sobieski, Jakub


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