El instrumento del martirio a Santiago, el primero de los apóstoles en ser sacrificado por la defensa de la fe, fue una espada, con la que Herodes Agripa lo mandó decapitar. Dice San Lucas en su Evangelio que “el rey Herodes puso sus manos en maltratar algunos de la Iglesia y dio muerte a Santiago, hermano de Juan, por la espada”. En el Códice Calixtino (s. XII) se cuenta que «acabada su oración, se despojó Santiago de la vestimenta y la dio a sus perseguidores y, puesto de rodillas en tierra, tendidas al cielo las manos, alargó el cuello del verdugo diciendo: ”Reciba la tierra mi cuerpo de tierra con la esperanza de resucitar”. Y dicho esto, desenvainó la espada el verdugo, la levantó en alto, le hirió dos veces en el cuello y le cortó la sacratísima cabeza, y al instante brotó su preciosa sangre. Mas la cabeza no cayó a tierra, sino que el santo Apóstol, lleno de la virtud de Dios, la recogió en sus brazos elevados al cielo y así permaneció de rodillas y sosteniéndola entre ellos hasta que llegó la noche y recogieron el cuerpo sus discípulos.»
La ensangrentada espada con la que Santiago recibió el martirio que le valió la salvación eterna fue identificada en la Edad Media con el emblema de la Orden de Santiago, formado por una cruz roja en forma de espada. Tal fue la fuerza de este vínculo, que los caballeros santiaguistas eran conocidos también como “caballeros de la Espada”.
Desde la legendaria batalla de Clavijo (s. IX), la espada que le causó la muerte al Apóstol será empuñada por él como instrumento para la defensa en los enfrentamientos con los sarracenos. Así las leyendas hablan de las míticas apariciones del Apóstol en Clavijo o Simancas, a lomos de un caballo blanco, enarbolando en su mano izquierda el estandarte de los cristianos y blandiendo en la derecha la espada para combatir a los enemigos sarracenos.
Estas apariciones milagrosas acudiendo a las batallas en auxilio de los cristianos pusieron en su mano la espada para defender la fe, sustituyendo así la espada del martirio por la que había merecido la salvación.
La nueva espada empuñada por Santiago simboliza según las reglas de la propia orden (s. XVII) lo siguiente: “Por el pomo, la fortaleza; por el puño, la prudencia; por el aliger, la templanza; por la cuchilla, la justicia.” Esta imagen guerrera de Santiago fue defendida en el Códice Calixtino. Sin embargo, sobre todo desde el galleguismo, fue denostada esta figura belicosa que enmascara la imagen del Santiago evangelizador y peregrino.
En la emblemática y compostelana plaza de O Obradoiro conviven las dos representaciones del Apóstol, como peregrino y evangelizador en la catedral, con el bordón y el Libro, y como miles Christi en el Pazo de Raxoi, a caballo y con la espada en la batalla de Clavijo.
Como curiosidad, hay una localidad en la provincia de Jaén que desde el año 1770 se denomina Santiago de la Espada. Tiene una iglesia con la advocación del Apóstol y en su escudo municipal incorpora la cruz roja espataria. Desde 1975 se fusionó con Pontones y pasaron a formar el municipio de Santiago Pontones, aunque se conserva el nombre de la localidad. [JS]