Desde siempre, los peregrinos con espíritu religioso acostumbran a acudir a alguna iglesia a recibir la bendición de un sacerdote antes de iniciar el Camino. No es algo obligado, pero sí una cuestión relevante para muchos católicos, de cualquier nacionalidad. En la Edad Media los peregrinos acudían a recibir la bendición espiritual ataviados para la partida y en el mismo acto el sacerdote bendecía sus bordones y zurrones, como símbolos del Camino que iban a iniciar. Era un rito muy frecuente en Alemania, Francia, etc. De él quedan numerosos testimonios artísticos. Estos peregrinos, como los de hoy, también buscaban la bendición a la llegada acudiendo a misa -actualmente a la misa del peregrino- o buscando de forma particular algún sacerdote.
Es conocida, por ser ya una práctica habitual y concurrida, la bendición de la colegiata de Roncesvalles, de donde parten al año entre nueve mil y diez mil peregrinos. Rememora simbólicamente el antiguo rito de la bendición de los atributos del peregrino. Se inspira en la incluida en el Codex Calixtinus (s. XII), a la que acuden también otros sacerdotes y asociaciones de amigos del Camino de Santiago.
Esta es una de las bendiciones surgidas del Calixtinus: “En nombre de Nuestro Señor Jesucristo, recibe este zurrón hábito de tu peregrinación para que castigado y enmendado te apresures en llegar a los pies de Santiago, a donde ansías llegar, y para que después de haber hecho el viaje vuelvas al lado nuestro con gozo, con la ayuda de Dios, que vive y reina por todos los siglos. Amén. Recibe este bordón que sea como sustento de la marcha y del trabajo, para el camino de tu peregrinación, para que puedas vencer las catervas del enemigo y llegar seguro a los pies de Santiago y después de hecho el viaje, volver junto a nos con alegría, con la anuencia del mismo Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén”.
Por supuesto, el zurrón y el bordón o báculo son hoy elementos poco utilizados por los peregrinos -especialmente el zurrón- pero la bendición pretende conservar su carácter simbólico. En otros casos, los sacerdotes y las asociaciones de la Ruta elaboran bendiciones propias y hasta en algún caso se improvisan sobre la marcha. Y es que se trata de un rito más o menos frecuente en otras localidades de las que parten peregrinos hacia Santiago, especialmente del Camino Francés. Es habitual que sea el propio peregrino -o grupo de peregrinos- católico el que solicite expresamente la bendición al sacerdote. Se suele recibir ante el altar mayor de la iglesia de la que se trate.
Así concluye una bendición recogida al azar, impartida en la iglesia de Santiago de Madrid: “Que el Señor dirija tus pasos con su beneplácito y que sea tu compañero inseparable a lo largo del camino. Amén. Que la Virgen Santa María te dispense su maternal protección, te defienda en los peligros de alma y cuerpo, y bajo su manto merezcas llegar incólume al final de tu peregrinación. Amén. Que el Arcángel San Rafael te acompañe a lo largo del camino como acompañó a Tobías y aparte de ti toda incomodidad y contrariedad. Amén”.
Algunas asociaciones de amigos del Camino han recuperado esta tradición para los peregrinos católicos y gestionan ellas mismas los días y lugares donde impartirla. [MR]