Poco después de la entrada a través de la Porta do Camiño de los peregrinos que vienen a Santiago de Compostela por el Camino Francés, pasadas la iglesia de A Nosa Señora do Camiño y la capilla de Ánimas, y Casas Reais, y a intramuros de la ciudad, se encuentra la plaza de Cervantes.
En el siglo XII se llamaba plaza del Foro, porque allí el pregonero daba cuenta a los compostelanos de las decisiones y acuerdos adoptados tanto por las autoridades municipales como por el Arzobispado. Luego tomó el nombre de plaza del Campo, debido a que allí se celebraba una intensa actividad comercial, sobre todo relacionada con la venta de productos agrícolas. El templo neoclásico que se encuentra en los aledaños de la plaza, construido por Prado Mariño en el siglo XVIII y dedicado al fundador de la orden benedictina, cuyos conventos tanto ayudaron en la tarea hospitalaria con los peregrinos del Camino de Santiago, se llama todavía hoy iglesia de San Bieito do Campo.
En el lugar estuvo situada hasta finales del siglo XVIII la casa consistorial. Hoy se llama plaza de Cervantes y tiene una fuente con pilón, en la que sobre una gran columna se dispone un busto del insigne escritor. Cervantes, en el capítulo LIV de la segunda parte del Quijote, escrita en 1615, cuenta que Sancho, cerca de la Ínsula Barataria, en el Camino del Ebro, entre Pedrola y Alcalá de Ebro, “vio que por el camino por donde él iba venían seis peregrinos con sus bordones, de estos extranjeros que piden la limosna cantando, los cuales, en llegando a él, se pusieron en ala, y, levantando las voces todos juntos, comenzaron a cantar en su lengua lo que Sancho no pudo entender, si no fue una palabra que claramente pronunciaba limosna, por donde entendió que era limosna la que en su canto pedían; y como él, según dice Cide Hamete, era caritativo además, sacó de sus alforjas medio pan y medio queso, de que venía proveído, y dióselo, diciéndoles por señas que no tenía otra cosa que darles”. Además, en el capítulo LVIII, hace decir a su protagonista que “este gran caballero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo, especialmente en los rigurosos trances que con los moros los españoles han tenido, y así lo invocan y llaman, como a defensor suyo, en todas las batallas que acometen, y muchas veces le han visto visiblemente en ellas, derribando, atropellando, destruyendo y matando los agarenos [sarracenos] escuadrones”.
La plaza se encuentra a pocos metros de la catedral y da acceso a la conocida como A Acibechería, por cuya puerta, llamada del Paraíso, entran los peregrinos a visitar y venerar los restos del apóstol Santiago. [JS]