Marino inglés (1540-1596). Es protagonista indirecto de uno de los episodios más extraños y conocidos de la historia jacobea. En mayo de 1589 Drake, tras participar como vicealmirante de las fuerzas navales británicas en el victorioso enfrentamiento con la Armada Invencible, ordena continuar el acoso a España y sus ejércitos atacando por mar la ciudad de A Coruña con unos veinte mil soldados.
Este hecho produce una gran preocupación en el Arzobispado compostelano, a donde llegan noticias de que Drake pretende tomar la ciudad herculina y avanzar hacia Santiago, profanando previsiblemente las reliquias apostólicas, tanto por ser uno de los símbolos religiosos de España como por el rechazo que la peregrinación jacobea provoca en la mentalidad protestante británica, que la consideraba una perniciosa superstición. El Cabildo catedralicio y el arzobispo, Juan de Sanclemente, previa intervención divina, deciden ocultar a toda prisa las reliquias -símbolo imprescindible del culto compostelano- en el entorno del altar mayor.
Finalmente, los coruñeses, con la heroína local María Pita al frente, rechazan a los atacantes y, de paso, su pretendida marcha a Santiago. No hay datos que corroboren las pretensiones británicas de avanzar hacia la ciudad compostelana y continuar hacia Portugal, con los riesgos que tal acción conllevaba, ni tan siquiera que cultivaran una inquina especial y particular al apóstol Santiago. Tampoco se sabe el motivo del ocultamiento de las reliquias pese a la pronta desaparición de la amenaza de Drake, ya que permanecieron escondidas hasta llegar a perderse la memoria de su emplazamiento. Para algunos estudiosos, es posible que la Iglesia compostelana desconociese ya en aquel tiempo el lugar exacto de localización. Supuestamente habían quedado en el interior del edículo apostólico tapiado en el siglo XII al realizar las obras del altar mayor de la catedral, pero también se han barajado otras posibilidades. [MR]
V. Santiago el Mayor, reliquias de / Sanclemente y Torquemada, Juan de