XacopediaAlmanzor

En árabe, Al-Mansur bi-Allah -el victorioso de Dios-. Caudillo musulmán de Al Andalus (Málaga 940-Medinaceli, Soria 1002). Coincidiendo con el período de mayor apogeo del Islam en la Península, dirigió numerosas campañas guerreras contra los territorios cristianos. En una de ellas llegó hasta Compostela, protagonizando uno de los episodios más conocidos y críticos de la historia jacobea. Fue en agosto del año 997. Había partido de Córdoba a principios de julio camino del Reino leonés. Pasó por Extremadura y Portugal, siguiendo hasta Oporto, donde se le unieron refuerzos llegados por mar. Entró en Galicia por Tui y llegó hasta Padrón, donde arrasa Iria y Compostela.

El caudillo musulmán pretendía, entre otros objetivos, las riquezas que creía que acumulaba la ciudad y quizá debilitar de paso la voluntad de los cristianos, al asestar un duro golpe moral al ya pujante culto a Santiago. Así lo narra el cronista islámico Ben Idhari: “Marchó contra Santiago, el más grande santuario de España y de las regiones próximas de Europa”.

En el origen de esta razia estaría también el hecho de que el rey leonés Vermudo II no había respondido de manera positiva al pago de las fuertes cargas tributarias que debía abonar a los musulmanes peninsulares. En todo caso, Almanzor contó con el apoyo de ciertos nobles del noroeste peninsular movidos por intereses propios, lo que le facilitó la incursión en el territorio cristiano.

Según la Primera crónica general, promovida por el rey Alfonso X (s. XIII), y las propias crónicas árabes, Almanzor llega a las puertas de Santiago y la arrasa e incendia, sin encontrar apenas resistencia. Pero Dios, según la versión cristiana, contiene el incendio cuando el caudillo se acerca al sepulcro apostólico, al tiempo que lo hiere a él y a sus tropas, lo que le obliga a marcharse de Compostela, pereciendo muchos de sus hombres.

La realidad histórica, sin embargo, apunta hacia el conocimiento previo de la llegada de Almanzor, por lo que los compostelanos pudieron huir de la ciudad a tiempo. Asimismo, el obispo Pedro de Mezonzo pudo poner a salvo las reliquias apostólicas y el tesoro de su templo, evitando así un mayor desastre, dado que tanto este como la ciudad fueron arrasados.

Las crónicas señalan que el caudillo musulmán sólo respetó la tumba del Apóstol, ya fuera por sus convicciones religiosas -Santiago era discípulo de Jesús, a quien el Islam considera uno de los profetas- ya por miedo a algún tipo de maldición. Exponen también que quedó un habitante en la ciudad, al que el caudillo musulmán encontró orando ante el sepulcro apostólico y respetó. El hombre le dijo que era familiar del Apóstol. La tradición cristiana considera que se trataba del propio San Pedro de Mezonzo.

Las tropas de Almanzor volvieron a Córdoba siguiendo en gran medida el trazado de la Vía de la Plata. Según la Primera Crónica, en el camino de vuelta, como castigo divino, el temido caudillo sufrió numerosas heridas y una fuerte diarrea, lo que le impidió arrasar diversas zonas de las jacobeas tierras del Bierzo. Antes, en campañas anteriores, ya había atacado otras ciudades del naciente Camino Francés, como León y Astorga.

El botín logrado en Compostela -todo indica que en bienes de alto valor resultó escaso- fue embarcado en Oporto y llevado por mar hasta Andalucía. Figurarían en él las puertas de madera de la ciudad y las del templo apostólico, así como las campanas, que obliga a transportar a hombros de los cristianos cautivos. Las campanas acabarían como lámparas en la mezquita de Córdoba, que estaba siendo ampliada en aquel tiempo. En 1236 el rey Fernando III conquista esta ciudad y las restituye a Santiago. La estancia de Almanzor en Compostela mezcla leyenda y realidad con igual fuerza. Es uno de los momentos más mitificados de la historia jacobea. Fue crucial, además, para expandir entre los cristianos peninsulares la leyenda de un Almanzor terrorífico.

En cualquier caso, esta razia supondrá el momento de mayor peligro para la continuidad del culto a Santiago y de la propia ciudad. Vermudo II y el obispo Pedro de Mezonzo impulsaron la inmediata reconstrucción del templo, de la urbe y de sus defensas, con un afán que tendría continuidad y que llevaría a Compostela al inicio de su esplendor internacional en el inmediato siglo XI ¿Pero hasta qué punto este suceso supuso la pérdida de referentes quizá claves para entender la tradición jacobea, incluidos los relacionados con el propio sepulcro apostólico? Nunca lo sabremos. [MR]


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