XacopediaEpístola del papa León.

En latín, Epistola pape Leonis. También citada como Pseudoepístola de León, por considerarse apócrifa. Es un texto medieval en latín en el que se narra por primera vez el milagroso traslado -translatio- del cuerpo del apóstol Santiago el Mayor desde Palestina a Galicia. Se conservan cinco versiones principales de esta carta, obra de gran relevancia por pretender dar respuesta a uno de los grandes interrogantes históricos de la tradición jacobea: ¿De qué manera llegó a Galicia el cuerpo de Santiago, decapitado, según el Nuevo Testamento, en Jerusalén?

El historiador Fernando López Alsina considera que la Epístola tendría su origen en un arquetipo perdido de la primera mitad del siglo IX, ligado a los tiempos inmediatamente posteriores al descubrimiento del sepulcro de Santiago (820-830) en el viejo bosque y cementerio de Libredón. De este texto surgirían las versiones posteriores. El latinista Manuel Díaz y Díaz sostiene, sin embargo, que sería algo más tardía: de finales del siglo X o comienzos del XI. Por su parte, Vázquez de Parga en el tomo I de Las peregrinaciones a Santiago de Compostela la sitúa entre finales del siglo IX y el X.

La versión más antigua, la que Vázquez de Parga considera de finales del siglo IX o ya del X, se suele citar como Epístola del obispo León [Epistola Leonis episcopi], al figurar como autor un obispo de Jerusalén al que los discípulos de Santiago, que regresan a esa ciudad tras enterrar al apóstol en Galicia, le cuentan lo sucedido. Las versiones posteriores, en las que se acostumbra a colocar como redactor a un papa León que no se identifica, se conocen como Epístola del papa León, que es la denominación más habitual y difundida de la carta. La citación de estas autorías no evita, una vez más, que el autor o autores reales del texto no se conozcan, aunque serían compostelanos o vinculados a su Iglesia, sostiene Díaz y Díaz.

Se conservan cinco documentos de la Epístola con otras tantas versiones principales, en gran medida coincidentes. Las más antiguas aparecen en un manuscrito encontrado en Saint-Martial de Limoges (Francia) y en un texto del monasterio medieval del Pico Sacro, en las inmediaciones de Santiago, conservado en Madrid. Las otras tres se localizan en el monasterio del Escorial (Madrid), en Roma y en el Códice Calixtino de la catedral de Santiago de Compostela, que sería la versión más moderna (s. XII). Se considera que el manuscrito de Limoges lo llevó hasta Francia un peregrino a su regreso de Santiago.

La versión más antigua de la Epístola, conservada en el manuscrito de Limoges, señala que los siete discípulos de Santiago se hacen cargo de su cuerpo tras ser degollado en Jerusalén por orden de Herodes y navegan con él -no se cita desde dónde- durante siete días en una nave gobernada por Dios. El barco concluye su viaje en Galicia, en la confluencia de los ríos Sar y Ulla, en un lugar llamado Bisria, que coincidiría con las actuales Iria Flavia y Padrón.

Allí el cuerpo de Santiago es elevado hacia el sol de forma milagrosa. Los discípulos, que lloran por su desaparición repentina, vagan por un camino entre oraciones. Tras recorrer doce millas, encuentran el cuerpo del Apóstol sepultado en una tumba bajo arcos de mármol [sub arcis marmoricis] en una ciudad de la que no se cita el nombre. Encuentran también una amenaza: un dragón que vive en un monte próximo llamado Ilicino -el actual Pico Sacro- al que matan. Los discípulos autores de esta hazaña, Torcuato, Tesifonte y Anastasio, tienen el honor de permanecer junto al Apóstol y descansar finalmente con él. Los otros cuatro regresan a Jerusalén en la misma nave, guiada por Dios.

Las diferencias principales entre las distintas versiones tienen que ver sobre todo con la atribución de la autoría: un obispo o un papa de nombre León, según los casos; los días de navegación, ya que en algún texto no se cita la duración y en otros posteriores, inspirados en esta carta, se mencionan seis, y en el número de discípulos que permanecen al lado del sepulcro, que en la versión recogida en el Codex Calixtinus son dos -Teodoro y Atanasio- y distintos a los citados de forma principal. El hecho de que sean justamente estos dos los discípulos que han pasado a la narración más difundida de la traslación se debe, sin duda, al impacto y repercusión que tuvo el Calixtinus.

En relatos posteriores de la traslación, que parten de la Epístola pero ya no se pueden considerar una versión, los datos citados se amplían, concretan y reinterpretan hasta completar la totalidad de la narración que conocemos.

Díaz y Díaz y otros autores han destacado el hecho de que en la Epístola no se realice la menor alusión a la predicación de Santiago en Hispania. Se traslada su cuerpo a Galicia sin dar la más mínima explicación del motivo, lo cual se debería al hecho de que este tema siempre resultó de difícil resolución para la Iglesia compostelana ante la influyente competencia ejercida por la tradición de los varones apostólicos, ya conocida cuando se escribe la Epístola. En ella se atribuye la evangelización de España a siete discípulos de San Pedro y San Pablo llegados de Roma. La Epístola parece intentar asimilar parte de dicha tradición sin citarla. Dos de los tres únicos discípulos a los que les pone nombre -Torcuato y Tesifonte- aparecen también en la relación de los siete varones. Como es sabido, la tradición compostelana acabará integrando por completo a los varones, situándolos como discípulos de Santiago y no de San Pedro y San Pablo.

La Epístola del papa León tuvo una rápida influencia en los martirologios occidentales, que empezaron a recoger pronto la traslación y el descubrimiento del sepulcro de Santiago en el occidente español, ayudando así a fomentar la peregrinación. Varios autores han señalado que la carta posiblemente se leía a los peregrinos que llegaban al santuario como parte de la propaganda para afianzar y difundir la tradición del sepulcro. [MR]

V. Anastasio / León III / León de Jerusalén / translatio


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