Obispo de Poitiers, Francia, confesor y primer doctor de la Iglesia (¿310-367?). Fue llamado el San Atanasio de Occidente por su lucha contra el arrianismo; ambos teólogos son cruciales en su crítica y participaron en las polémicas teológicas con discursos y escritos, defendiendo la ortodoxia aun cuando hablaba del cuerpo de Jesús como un cuerpo celeste, dado que había sido engendrado de manera milagrosa en la Virgen María. San Hilario de Poitiers aparece citado en el Códice Calixtino, como uno de los cuerpos santos que han de visitar los peregrinos jacobeos en la ciudad francesa que lleva su nombre, por haber enseñado a mantener la unidad de la fe.
San Hilario tuvo una sólida formación literaria, posiblemente en Burdeos, por entonces importante centro cultural de la Galia. En sus años de adolescente estudió filosofía neoplatónica, se ejercitó en poesía y aprendió retórica elocuencia.
Su primera gran preocupación existencial fue acerca del problema del destino. Desde entonces comenzó un itinerarium in Deum y encontrará en las Escrituras la respuesta deseada. Se hace bautizar y, como laico de la comunidad cristiana de Poitiers, inicia un fecundo camino de profundización teológica acompañado de una vida virtuosa y ejemplar.
Poco después de su bautismo, el pueblo lo aclamó como obispo de su ciudad, cátedra que ocupó durante siete años, momento en el que Hilario fue desterrado a Frigia, actual Turquía, por el emperador Constancio II, que se había alineado con las decisiones del sínodo arriano de Béziers del año 356. Durante su pontificado en la Galia siguió con sus estudios y su formación, pero es el contacto con la teología de Oriente lo que hace fructificar su pensamiento. El destierro en Frigia duró cinco años, durante los que aprendió el griego y descubrió a Orígenes, al igual que la gran producción teológica de los padres orientales. Con estas bases escribe un riguroso estudio titulado De Fide adversus Arrianos o De Trinitate, el tratado más profundo hasta entonces sobre el dogma trinitario. Allí también escribió el opúsculo Contra Maxertiam, en el que atacó al emperador Constancio, acusándole de cesaropapismo y de inmiscuirse en las disputas teológicas y asuntos internos de la disciplina eclesiástica.
Volvió a su diócesis en 361, tras la muerte del emperador. En esta época se convirtió en protector del joven Martín de Tours, otro gran santo del Camino de Santiago. [IM]