Quiñones, Suero de

Noble leonés (1409-1458). Caballero español de mayor representación dentro del orbe jacobeo a raíz de la hazaña que llevó a cabo en el puente de Órbigo, más conocido como el del Passo Honroso, en el Camino Francés en León, donde en 1434 se enfrentó a un gran número de caballeros en unas justas que duraron un mes. Tras la hazaña peregrinó a Santiago. Suero era hijo de Diego Fernández Vigil de Quiñones, más conocido como el Afortunado -heredero único de su tío Pedro Suárez- y de María de Toledo. Perteneciente a la nobleza de la estirpe goda asturleonesa de los Quiñones, cuyo patriarca fue Alvar Pérez de Quiñones, gobernador de León y Asturias en el año 1221, su apellido es originario de esta zona de España, aunque se extiende por toda Castilla, León y Asturias.
Se educa, como era costumbre en la época, en la corte, bajo la férula del condestable Álvaro de Luna, con quien participa en sus primeros hechos de armas, y será el principal en la batalla de la Higueruela. A pesar del aprecio que el condestable le demuestra, por razones de familia se pasa al bando de sus adversarios, y será perseguido e incluso encarcelado en el castillo de Castilnovo, de donde le saca, por canje, Juan II, rey de Navarra. Durante su estancia en este reino participa activamente en la concordia entre el rey y su hijo, el príncipe de Viana, hasta que el advenimiento de Enrique IV al trono castellano-leonés le permite recuperar todos sus bienes nuevamente, por lo que se retira prácticamente de la vida pública y se dedica a sus dos hijos, Teresa y Diego, y a su esposa, Leonor de Tovar, que a pesar del nombre, no tiene relación con el amor de juventud que le llevara a protagonizar una de las gestas más conocidas de la historia, la del Passo Honroso.
Su vida transcurre tranquila y pacífica hasta que el rencor que aún bullía en Gutierre de Quijada, señor de Villagarcía, vencido en el año 1434 en las justas en el puente de Órbigo, le lleva a buscar un pretexto y a atacarle cerca de Castroverde en julio de 1458. En la refriega muere Suero, a los cuarenta y nueve años de edad, y es enterrado en la capilla Mayor de la iglesia de San Francisco, en León. El final de los días del heroico caballero fueron tristes, pero al mismo tiempo legendarios. Gracias a él, se convirtió en tradición dentro de la épica romántica caballeresca que un enamorado noble defendiera la honra y el nombre de su amada, escudando un puente o paso, en donde tenía que jurar que la belleza de su damisela era sin igual en el mundo. Tras su muerte, le sucede su hijo Diego de Quiñones y Tovar, que llegó a ser uno de los caballeros de la Orden de Santiago. [TRI]
V. Passo Honroso, puente del