Ubicado en el Camino Francés a la salida del núcleo de Puente de Órbigo (220 habitantes), provincia de León. La población surge a partir del puente gótico, paso sobre el río Órbigo construido en el siglo XIII, aunque de origen romano. El viaducto empezó a llamarse Passo Honroso cuando en el año 1434 el caballero leonés Suero de Quiñones protagonizara, por el amor de una dama, unas justas caballerescas que finalizaron con el viaje de los vencedores a Santiago.
Luis Carandell enmarca la historia en el auge que en el siglo XV tuvo la burguesía mercantil y que hizo resurgir a los sectores más tradicionales de la sociedad, deseando llamar la atención sobre las formas de vida caballeresca. Se produce así lo que hoy llamaríamos un resurgimiento de las leyes de caballería y de las costumbres de amor cortés. Su manifestación más importante fue la de los llamados pasos de armas. El que nos ocupa, aunque suena a leyenda, parece que ocurrió o, al menos tiene su origen en un hecho probado.
La historia que llegó hasta nuestros días, con algunas variaciones, se remonta al Año Santo compostelano de 1434 y tiene por protagonista al joven Suero de Quiñones, perteneciente a una de las más poderosas familias de la nobleza leonesa, los condes de Luna. Suero, preso de amor, se colgó una argolla en el cuello como símbolo de la prisión que suponía su enamoramiento, y la única forma de liberarse era desafiar a cuantos caballeros quisieran cruzar el puente del río Órbigo, poniendo por testigo al apóstol Santiago hasta romper 300 lanzas. Con el fin de solicitar licencia para realizar su hazaña, se presentó ante el rey Juan II, que se la concedió. Así, todo caballero debía aceptar el combate para tener “paso honroso” por el lugar, que fue el nombre que empezó a darse a tal paraje. Las luchas se celebraron en una arboleda a la entrada del puente entre el 12 de julio y el 9 de agosto de ese año y tan sólo fueron interrumpidas el 25 de julio, festividad del Apóstol.
Tras cuatro semanas de enfrentamientos y 166 lanzas rotas en combate -aunque los jueces dan por rotas las 300- Suero quedó libre de su cárcel de amor. Sólo hay constancia de una muerte, la del caballero catalán Aubert de Claramunt, quien recibió un lanzazo en un ojo, que le atravesó el cerebro. La Iglesia prohibió que fuese enterrado en la localidad, al estar incluida esta tierra dentro del orbe santo. Al final, Suero y los nueve caballeros que lo acompañaban en el Passo Honroso, vencieron, según la crónica que sobre este desafío escribió Pedro Rodríguez de Lena y el gran número de caballeros franceses, alemanes, italianos y españoles que conocieron la historia.
Después de efectuarse el Passo Honroso, Suero, que fue herido en uno de los enfrentamientos por un caballero francés, peregrinó hasta Compostela para hacer una ofrenda al Apóstol. López Ferreiro asegura en su Historia de la iglesia de Santiago, que en la capilla de las Reliquias de la catedral todavía se conservaba, ceñida al cuello del busto de Santiago el Menor, la cinta dorada de la dama de Suero, Leonor Tovar, quien se la dio al caballero para que la llevase consigo durante los combates. Se trata -tal y como la conocemos hoy- de la diadema de oro que se puede ver en el cuello de este famoso busto relicario. La hazaña del caballero sería vengada muchos años más tarde, en 1458. Uno de los vencidos en el puente mató a Suero cuando este volvía de un viaje a Navarra.
El famoso torneo fue narrado y cantado por muchos poetas de la época. En la actualidad, dos mojones de piedra en el Puente de Órbigo recuerdan el acontecimiento. Cada piedra tiene tallados los nombres de los caballeros que lucharon en el lugar. La construcción conserva buena parte de su obra medieval y supera en antigüedad a todos los de la provincia. La parte más antigua corresponde al lugar donde se abren cuatro grandes arcos ojivos del siglo XIII casi iguales entre sí. El viaducto dará lugar a dos pueblos en cada uno de sus extremos: Puente de Órbigo y Hospital de Órbigo. [TRI]