Situado en el Camino Francés, a las afueras de la ciudad de Burgos, Castilla y León. A 497 km de Santiago. Este monasterio cisterciense acogía a los peregrinos que tomaban la variante en Ibeas de Juarros para proseguir hasta Burgos. A 5 km de Ibeas se toma el desvío a San Medel, se cruza el río Arlanzón y se continúa hasta llegar a este centro religioso de origen incierto. Unos escritos mencionados por fray Francisco de Berganza en el siglo XVIII, datan en el siglo IX la repoblación del cenobio. En el año 899 se habla de la abadía en el Cronicón de Cardeña y un poco después en los Anales Compostelanos. De esa época consta también una donación de don Gonzalo Téllez y su esposa que marca el inicio de la historia documentada del monasterio.
Cardeña es célebre por su vinculación con el Cid Campeador (1043-1099), quien antes de partir a uno de sus viajes en el año 1081 dejó a su familia bajo la protección del santo abad Sisebuto. Aquí reposarían sus restos hasta que fueron trasladados a la catedral de Burgos, aunque permanecen todavía los de muchos familiares aquí enterrados, así como los de su caballo, Babieca, frente a la fachada principal. En ella se observa un retablo barroco en cuyo centro hay una gran figura ecuestre del Cid matamoros. Además de la torre cidiana y del claustro de los mártires -donde teóricamente se martirizó a los 200 monjes de Cardeña en el año 834-, hay que destacar una sacristía en la que se conserva un precioso lavabo en forma de concha de peregrino destinado desde 1547 a las abluciones religiosas.
El conjunto fue abandonado tras la Desamortización, pero en el año 1942 se restableció la vida monástica. El edificio acoge en la actualidad a una comunidad cisterciense que mantiene una hospedería abierta a todo aquel que busque “escapar, aunque sea temporalmente, de la vida ordinaria”. [XIV]