Teodoro
Citado como uno de los dos discípulos que, según la tradición compostelana, trajeron el cuerpo de Santiago el Mayor desde Palestina a Galicia para enterrarlo. Aparece siempre en compañía de Atanasio, con el que permanece custodiando el sepulcro una vez que logran enterrarlo, tras superar diversas peripecias. Como Atanasio, su nombre se constata por primera vez en el siglo XII en el Codex Calixtinus. Anteriormente, otros legendarios textos sobre la traslación del cuerpo de Santiago daban otros nombres para los discípulos -Torcuato, Tesifonte, Anastasio- o hablaban de ellos sin especificar.
El Calixtinus solo lo cita una vez por su nombre, al referirse a los seguidores de Santiago que deciden permanecer velando sus restos: “Dos discípulos, uno de los cuales se llamaba Teodoro y el otro Atanasio, quedaron allí para custodiar aquel preciosísimo tesoro”. El texto no comenta si habían venido desde Palestina acompañando el cuerpo, aunque la tradición así lo considera. La versión del Calixtinus acabó convirtiéndose en la oficial de la Iglesia compostelana y Teodoro y Atanasio pasaron a formar parte de la iconografía representativa del sepulcro de Santiago y los orígenes jacobeos.
La tradición compostelana siempre defendió que cuando se descubrió la tumba apostólica (820-830) aparecieron otros dos sepulcros a ambos lados, correspondientes a los dos discípulos. A falta de pruebas arqueológicas definitivas, la tradición fue confirmada al más alto nivel por el papa León XIII en 1884 cuando estimó como auténticos los restos óseos atribuidos a Santiago y los dos discípulos citados. Desde 1885 las reliquias de Teodoro permanecen, junto con las de Santiago y Atanasio, en el arca de plata que preside la cripta bajo el altar mayor de la catedral de Santiago.
En la iconografía, Teodoro aparece siempre con Atanasio y Santiago -este en el centro- o conduciendo los restos del Apóstol hasta su sepultura en Galicia. En la catedral compostelana está representado con Santiago y Atanasio culminando la Puerta Santa y en la parte superior de la fachada de O Obradoiro, entre otros lugares. La tradición lo considera santo, como a Atanasio. [MR]
V. Atanasio