La tradición jacobea sostiene que la tumba de Santiago el Mayor se encuentra en la ciudad de Compostela desde el siglo I, cuando los restos de este apóstol, decapitado en Jerusalén hacia el año 44, fueron traídos por sus discípulos en barco hasta las costas gallegas. El Papado casi siempre rechazó o aceptó de mala gana el hecho de que Santiago predicase en la Península Ibérica. Sin embargo se mostró más complaciente con la posibilidad de su sepulcro en Compostela, en una postura diplomática tendente a que el rechazo a la tradición jacobea no fuese completo y total. Tras algún periodo de incertidumbre, el papa Urbano II aceptó en 1095 que la tumba se encontraba en Santiago. Desde ese momento el asunto apenas se volvió a poner en cuestión, con algunas excepciones durante el siglo XVI, debido al debate surgido por el patronato español de Santiago y la posición del Roma, más estricta a la hora de conceder veracidad a determinadas reliquias.
El proceso contemporáneo está fuera de toda duda desde el punto de vista eclesiástico. En 1884 el papa León XIII ratificó como auténtico el sepulcro y las reliquias de Santiago el Mayor. Juan Pablo II confirmó el hecho con sus viajes jacobeos de 1982 y 1989. Ya en 2006, Benedicto XVI realizó un llamamiento a favor de este tipo de peregrinación desde la plaza de San Pedro de Roma reconociendo la tradición del sepulcro de Santiago en Compostela y, además, anunciando tiempo después su visita en el Jubileo de 2010.
Las sepulturas de los apóstoles eran la expresión máxima en la Tierra de relación con Dios. Por eso la disputa sobre el lugar en el que estaban enterrados fue tema frecuente de debate y especulaciones. Las propuestas con mayor recorrido han situado tradicionalmente las tumbas de Pedro y Pablo en Roma; la de Santiago el Menor o Santiago Alfeo, en Jerusalén; la de Tomás, en Edesa, y la de Andrés en Patras. Ha habido otras propuestas y teorías en alguno de estos casos. Por eso no es extraño que el sepulcro de Santiago el Mayor también fuese sometido al vaivén histórico. Al final triunfó el emplazamiento compostelano, pero al menos desde el siglo VI se han citado otros.
Tuvo cierto eco la tradición oriental que sitúa su sepulcro en Jerusalén, una cuestión de pura lógica al ser el lugar donde había sido decapitado. Se han citado tres posibles emplazamientos, todos en dicha ciudad: las iglesias de San Juan y Santiago de los Armenios, donde la tradición sitúa su lugar de decapitación y, sobre todo, el monte de los Olivos. Un monje italiano escribió hacia el año 500, tras una peregrinación a Jerusalén, que “en el mismo monte de donde ascendió el Señor, está enterrado Santiago, hijo del Zebedeo”. En informaciones posteriores esta tumba se atribuye a Santiago el Menor, “el hermano del Señor”, cuya vinculación con los primeros tiempos de los cristianos de Jerusalén parece incuestionable, al contrario que Santiago el Mayor, del que no hay más noticias bíblicas que la de su martirio. Ninguna de estas tres opciones tiene presencia actual en dicha ciudad.
Más debate ha suscitado la posibilidad de que el sepulcro estuviese en la región de la Marmárica, en la actual Libia. Los catálogos bizantinos de los siglos VI y VII citan habitualmente esta opción, en un tiempo en el que esta zona africana contaba con una relevante diócesis. Se ha considerado que la mención podría estar relacionada con Santiago Baradeo, famoso predicador muy vinculado a esta región.
Contaron con cierto eco algunas localizaciones del sepulcro en Europa. Pérez de Urbel ha defendido que la primera tumba de Santiago, antes de su traslado a Compostela, pudo estar en Mérida. Se apoya en alguna inscripción antigua que así lo daría a entender. El sepulcro se habría traslado a Galicia tras la invasión musulmana, para protegerlo.
Otros dos lugares han defendido en tiempos pasados ser los depositarios del sepulcro de forma argumentada e incluso con publicaciones específicas en tal sentido. Son las ciudades francesas de Angers y Toulouse. La primera mantuvo como lugar de enterramiento la hoy desaparecida iglesia de Saint-Maurille y la segunda, la abadía de Saint-Sernin. Menos eco han tenido otros “sepulcros de Santiago” franceses, como los de La Chapelle-d’Angillon (Cher) y Échirolles (Isère). [MR]
V. Breviarium Apostolorum / Santiago, edículo de / Santiago el Mayor, reliquias de / Santiago, urna de