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Continente donde tiene sus raíces el fenómeno jacobeo y desde donde salen en la actualidad la mayor parte de los peregrinos a Compostela. Para Europa, la devoción al Apóstol adquiere una dimensión mayor que la espiritual. No en vano Goethe había asegurado, en una frase que muchos consideran apócrifa, que “Europa se hizo peregrinando a Compostela”. También el conocido como el Poeta Supremo [il Sommo Poeta], Dante Alighieri, realizó en su Vita Nuova una referencia de “le genti che vanno al servigio dell’Altissimo” [la gente que va al servicio del Señor]. Utiliza el italiano el término “palmeros” para referirse a los que visitan el Santo Sepulcro en Jerusalén, la denominación “romeros” para los que viajan hasta la Santa Sede y el vocablo “peregrinos” lo reserva sólo para los que visitan Santiago de Compostela.

Las primeras peregrinaciones a Santiago datan de los siglos IX y X, aunque existen casos legendarios de gente que viajó hasta la tumba apostólica mucho antes de que fuera descubierta (año 844). Así, en el siglo VIII o inicios del IX realizaría su peregrinación el santo frisón Evermaro. También en torno al año 700 se hablaba del viaje de otro ciudadano de la región histórica de Frisia, un tal Liudger. Precisamente desde las actuales naciones de Bélgica, Holanda y Luxemburgo partieron importantes expediciones, como la comandada por el monje Roberto del monasterio de Lieja en el año 1056.

Alemania fue uno de los principales puntos de partida de los peregrinos. Su máximo exponente en la Baja Edad Media fue el texto de Hermann Künig von Vach (s XV), Die Walfart und Strass zu Sant Jacob, cuyas cuatro ediciones evidencian la popularidad del trazado jacobeo entre sus compatriotas. En la ciudad de Aquisgrán tenía su sede el gobierno de uno de los monarcas que, de forma indirecta, más ha hecho por la causa jacobea: Carlomagno. A pesar del carácter mítico de su intervención en la Reconquista de España, y en el descubrimiento del camino de estrellas, el Codex Calixtinus (s. XII) se apoyó en la leyenda carolingia para la difusión del culto a Santiago por toda Europa.

Con Alemania, los otros dos países donde la devoción al Apóstol goza de una mayor tradición son Francia e Italia. El primero concentró a lo largo de cuatro caminos principales los viajes de multitud de gentes, procedentes del centro de Europa e incluso de los países bálticos. Así, las vías Tolosana, Lemovicense, Turonense y Podiense aglutinaban a la mayor parte de los peregrinos jacobeos en torno a sus importantísimos santuarios, entre los que cabe citar el de San Martín de Tours, la catedral de Le-Puy-en-Velay o la basílica de San Sernín. Esta interdependencia entre Compostela y Francia adquirió su máxima significación con el ascenso de la casa borgoñona, en la época del arzobispo Gelmírez (ss. XI-XII). Los principales motivos fueron el auge que vivía en esta época la Orden de Cluny, cuyos monjes difundieron el ideal de hospitalidad en el Camino, unido a la llegada al Papado de Roma de Guido de Borgoña (Calixto II).

En cuanto a las relaciones con Italia, si por algo se caracterizaron fue por una constante rivalidad entre Compostela y Roma, esta última sede de la cristiandad en Europa desde el siglo I. Con el hallazgo del sepulcro de Santiago en el monte Libredón, la Vía Francígena, hasta aquel entonces camino de peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, se convirtió en una ruta de doble dirección con destino a Roma o Compostela, según el caso.

Con todo, fue muy popular, sobre todo entre los peregrinos ingleses, la combinación de las conocidas como tres peregrinaciones mayores, Jerusalén, Roma y Santiago de Galicia, en un único viaje. Cuando menos, y dada la enorme distancia hasta Tierra Santa, muchos visitaban Compostela y la Santa Sede. En este sentido resultaron decisivas las expediciones en barco que partieron desde los puertos británicos y de las ciudades que conformaban la Liga Hanseática. Una de las mayores salió de Dartmouth, en el sur de Inglaterra, en mayo de 1147; llevaba 13.000 cruzados, repartidos en 164 barcos. El contingente tenía como destino Tierra Santa, pero en su travesía recaló en las costas gallegas, visitando Compostela en junio de ese mismo año y partiendo hacia Lisboa para intervenir en la toma de la ciudad, ocupada por los sarracenos.

Los siglos de abandono -aunque no de desaparición de la peregrinación desde Europa- que siguieron al avance del protestantismo (s. XVI en adelante) llegaron a su fin con la publicación de los primeros estudios jacobeos, a finales del siglo XIX, en España, Italia y Francia.

El Camino volverá a ser recorrido cada vez por más peregrinos a partir de la década de 1950. En este primer renacer la mayor parte de los caminantes procedían de Francia.

Un segundo momento de auge se vive a partir de los años ochenta de ese mismo siglo. En 1985 se celebra la primera gran exposición de alcance europeo en relación con el Camino de Santiago. Se celebró en la ciudad belga de Gante y llevó como título Santiago de Compostela: 1000 años de peregrinación europea. La muestra, enmarcada en el festival Europalia’85, sirvió asimismo para impulsar la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, actual Unión Europea. Ese mismo año Compostela sería reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Poco tiempo después, en 1987, el Camino es declarado primer Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa. El comité, integrado por expertos de todo el continente, editó un mapa donde se señalizaban de manera exhaustiva todas las rutas, estimulando la participación de los diferentes gobiernos en la difusión del Camino como fenómeno unificador de las más dispares realidades europeas. En la conocida como Porta do Camiño, en Compostela, hay una placa conmemorativa que recuerda esta distinción.

El Consejo de Europa se encargaría, en este sentido, de fomentar los ideales de progreso, solidaridad y tolerancia en el Camino, valores que trascienden su dimensión religiosa, sin por ello dejar de reconocerla. Han sido muchos los reconocimientos obtenidos en este campo por la ciudad de Santiago. Algunos de los más destacados son la Bandera de Honor del Consejo de Europa (1985) y tres premios Europa Nostra (1994, 1996 y 2001). También fue designada entre las ciudades europeas de la Cultura en el año 2000, mientras que el Camino de Santiago fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993 en España y en 1998 en Francia, y Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2004.

En este sorprendente renacer del Camino, convertido ya en símbolo del europeísmo, fue decisiva la labor llevada a cabo por las asociaciones de amigos del Camino de Santiago. La Société Française des Amis de Saint Jacques de Compostelle, primera asociación jacobea, fundada en París en 1950, sería la promotora de la también primera exposición amplia centrada en el Camino, celebrada en la capital gala en el año 1954. Tras esta muestra pionera, y sobre todo a partir de la década de 1980 -concretamente tras el congreso de Jaca de 1987- surgieron organizaciones en Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Holanda, Reino Unido y Portugal. En la actualidad existen entidades jacobeas en casi todos los países del continente. Fuera de España se conocen casi cincuenta asociaciones jacobeas que han logrado convertir este fenómeno en una de las más firmes señas de la identidad continental. En la actualidad es decisiva la intervención de estas organizaciones en la continuación del trabajo de promoción iniciado en el último cuarto del siglo XX.

Europa se consolida en los últimos años como el continente del que parten la gran mayoría de los peregrinos jacobeos. A lo largo de todo el 2008, el año de mayor afluencia, recibieron la compostela un total de 125.141 peregrinos. De estos, 114.688 procedían del viejo continente. España fue el país con más caminantes, 61.112 en el año 2008. Los siguientes fueron, en este orden, Alemania (15.746), Italia (10.707), Francia (6.618) y Portugal (4.341). [SOB]

V. asociación de amigos del Camino de Santiago / camino de concordia / Carta Itineraria Europae / Centro Italiano di Studi Compostellani / Consejo de Europa / Dante Alighieri / Declaración de Santiago de Compostela / Goethe, Johann Wolfgang / Itinerario Cultural Europeo, primer / Instituto Europeo de Itinerarios Culturales / Santiago, caminos de


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