Roberto

Monje y futuro abad del monasterio de Santiago de la ciudad de Lieja (s. XI). Viaja a Santiago de Compostela en la primavera del año 1056 dirigiendo la primera gran peregrinación de grupo que se conoce al sepulcro del Apóstol. Según Vázquez de Parga, la peregrinación estaba compuesta por gentes de Lieja, la mayoría monjes y grandes personalidades, y había partido de la misma ciudad. Además, algunos autores y estudiosos refieren esta marcha organizada por Roberto como la primera peregrinación que se conoce de los Países Bajos.
La llegada de la gran comitiva conmovió a la ciudad compostelana, pues la lucida caravana de romeros desfiló por sus plazas y sus estrechas calles. Así consta en el Cronicón de Lamberto [finales del siglo XII], que refiere las manifestaciones de júbilo y los festejos con que celebraron su llegada los habitantes de la ciudad compostelana.
Los monjes de la iglesia de Lieja recibieron del obispo Cresconio como agradecimiento por su visita una preciada reliquia del Apóstol: el radio del antebrazo derecho guardado en el altar mayor de la iglesia de Santiago de Lieja. Además, les concedieron las reliquias de San Sebastián y San Pancracio. Una posible interpretación histórica del acontecimiento sostiene que la generosidad de la Iglesia compostelana respondía a una estrategia política para favorecer el pretendido matrimonio entre el príncipe García de Galicia y la hija del emperador alemán Enrique III. En el libro Historia Eclesiae Laudicensis se hace referencia a esta peregrinación, a los milagros obrados por la reliquia jacobea y hasta al lienzo en el que había sido envuelta. [XIV]