Papa (?-Roma 1124). Papado: 1119-1124. Conocido también como Guido de Borgoña o Guido de Vienne por su origen familiar y su sede arzobispal francesa, respectivamente. Fue el pontífice medieval más favorable a los intereses de la Iglesia compostelana.
Sus decisiones influyeron, sin duda, en la etapa de gran proyección exterior que vivieron Santiago y la peregrinación en la primera mitad del siglo XII, el período más productivo y creativo en materia jacobea de la historia compostelana.
Ha sido respetado y admirado sin tacha por los santiaguistas a través de los siglos. En la excelente relación de Calixto con Santiago y el arzobispo de aquel momento, Diego Gelmírez, influyó su vinculación familiar. Su hermano Raimundo de Borgoña (fallecido en 1107) había sido conde de Galicia y protector de Gelmírez. Fue una vinculación que el prelado mantendría con el futuro emperador Alfonso VII, hijo de Raimundo y, por tanto, sobrino del futuro papa, a quien apoyó en sus aspiraciones al trono leonés, aunque años después estas relaciones se complicasen.
Guido de Borgoña -en la línea de apoyo a Santiago, que en gran medida mantuvo por estos años la Orden de Cluny, a la que pertenecía- colaboró con el prelado compostelano ya en vida de su hermano Raimundo. Pero fue al llegar al papado, en 1119, cuando su aportación se hizo decisiva. En febrero de 1120 concedió a Santiago la dignidad de Iglesia Metropolitana, en detrimento de Mérida. Era una vieja aspiración compostelana, que creía tener derecho a tal distinción como sede -no siempre reconocida- del sepulcro de uno de los apóstoles. Se atribuye la decisión, que se completaba con el nombramiento de Gelmírez como legado pontificio en los amplios territorios de Mérida y Braga, a la bula conocida como Omnipotentis dispositione -también citada como Omnipotentes Dei-. Desde este momento, el prelado compostelano pasó a ostentar el título de arzobispo, distinción que han mantenido sus sucesores.
Por último, esta trascendental bula confirmaba la autenticidad de los restos apostólicos conservados en Compostela, que Roma se había resistido a aceptar en varias ocasiones.
Cuenta Juan José Cebrián que influyeron en la decisión papal los poderosos apoyos a favor de Gelmírez, entre ellos los de Hugo, obispo de Oporto, el abad de Cluny, el duque de Borgoña -sobrino del papa-, el influyente cardenal Deusdedit y varios magnates y caballeros franceses que habían peregrinado a Santiago. La generosidad de Gelmírez con el papado por estos años ayudó al éxito de las gestiones.
La concesión de 1120 la perfeccionó el propio Calixto estableciendo que se incorporasen a Compostela, a medida que fuesen conquistadas por los reyes cristianos peninsulares, todas las diócesis que antiguamente habían pertenecido a Mérida. Esto garantizaba la perpetuidad del privilegio inicial. La feliz noticia llegó en julio de 1124, meses antes de la muerte del pontífice, a través de la bula Potestaten ligandi. La legación papal concluiría a la muerte de Calixto, ya que ninguno de los dos pontífices siguientes (Honorio II e Inocencio II) aceptó las propuestas del Gelmírez para mantenerla.
Se ha atribuido a Calixto II otra concesión trascendental: la del año santo compostelano, que se celebraría cuando la festividad de Santiago, el 25 de julio, coincidiese en domingo. La iniciativa llevaba consigo la posibilidad de que quienes peregrinasen a Compostela en esos años pudiesen lucrarse de indulgencias plenarias.
Sin embargo, es sabido que el privilegio jubilar en el siglo XII ha sido cuestionado con variados argumentos por diversos historiadores, entre otros motivos por haber sido recogido en una bula de 1500 (la Regis aeterni) que hoy se considera falsa a todas luces. Pese a ello, la Iglesia compostelana ha seguido defendiendo la posibilidad de este origen, aunque no fuese en la forma en la que hoy conocemos los años santos. Es posible que se aprovechase el prestigio de Calixto y su evidente apoyo a Santiago para dar veracidad a esta pretensión destinada, en el fondo, a dar valor y proyección al propio jubileo compostelano, casi con total seguridad surgido después del romano (1300).
Por tratarse de un papa y por su privilegiada relación con Santiago, también fue aprovechado el nombre de Calixto para atribuirle el proyecto y gran parte de la redacción del Codex Calixtinus, el libro referencial del mundo jacobeo de la Edad Media. El texto se abre con una carta atribuida a este papa. Aparecen firmados con su nombre gran parte de los textos del extensísimo libro I, 18 de los 22 milagros de libro II y otras partes de los restantes libros.
Es sabido, sin embargo, que el Codex fue fundamentalmente una elaboración de la Iglesia compostelana con la colaboración de la francesa Orden de Cluny, sin intervención papal. Sus textos, por lo demás, son en gran medida, posteriores a la muerte del papa cluniacense.
La relevancia de Calixto II para Santiago se pone en evidencia si se compara con las dificultades con las que se encontró Gelmírez, que prolongaría su vida y gobierno hasta 1140 ante Roma, tras la muerte de este papa.
Se ha comentado en alguna ocasión que pudo peregrinar a Santiago en su juventud, quizá gracias a la vinculación de su hermano Raimundo de Borgoña con Galicia. Otra de las fechas para su posible estancia es la del año 1107, debido a una visita a la península vinculada con la muerte de su hermano. La tradición de su peregrinación existió durante muchos años en la basílica compostelana. La recoge todavía en 1594 el peregrino y sacerdote italiano Juan Bautista Confalonieri. [MR]