Xacopediasolidaridad

Expresión de quien se adhiere a una causa o a la persona que la defiende y de quien se siente obligado a ayudar a los demás y a compartir sus problemas. Obligación o responsabilidad compartida por varias personas, cada una solidariamente responsable de la totalidad. Vincularse con los otros, procurando beneficios comunes. Implicarse, colaborar, ayudar de forma activa y decidida a los demás.

La condición de solidario se acoge a estas y a otras acepciones semejantes, y es virtud determinante e irrenunciable en la edificación y consolidación de una sociedad que se quiere más equilibrada y justa. Anotemos ya que es también expresión inseparable del esfuerzo compartido en el camino y, en particular, porque así lo indican la memoria, los testimonios y las vivencias de los peregrinos, en el Camino de Santiago.

Surgió el Camino de Santiago como expresión de fe, también como privilegiada vía de penitencia, indulgencia y reparación personal y colectiva. Como generosa y caritativa predisposición con presentes y ausentes. Rogad por nosotros en Compostela. Por quienes no pudieron hacer suyo el desafío de lanzarse al Camino que conduce al finis terrae, al final del mundo conocido en las orillas del “mar tenebroso”. Para quienes apenas si podían soñar convertirse en peregrinos, esa categoría, esa palabra tan solo reservada a quienes se dirigen a Galicia, Jakobsland, la tierra que cobija los restos de Santiago el Mayor, apóstol y amigo del Señor.

Quienes se encaminaban a Santiago de Compostela hacían expresa renuncia a sus bienes, redactaban, por si acaso, disposiciones testamentarias y, con disciplina y determinación, y ligeros de equipaje, se aventuraban por los itinerarios tan bella y precisamente descritos, ya en el siglo XII, por Aymeric Picaud.

Ligeros de equipaje, los peregrinos iniciaban en el Camino realmente una vida nueva, abierta a otras experiencias y expresiones, gentes y paisajes e incluso facetas desconocidas de su propia personalidad. Emergía entonces la dimensión solidaria, descubierta, encontrada y vivida de otra forma en el Camino. He ahí la ayuda mutua de forma natural, al margen de procedencias, posiciones o situaciones en la vida anterior; la generosa asistencia nacida de la lógica igualación que la ruta establece ante el esfuerzo, las dificultades, los peligros y los temores a lo desconocido o imprevisto. Solidaridad necesaria para afrontar el desafío secular que supone, todavía hoy y en condiciones más favorables, ponerse en camino.

Solidaridad inseparable del Camino de Santiago, esa positiva predisposición al esfuerzo continuado, sostenido, puede que intensamente compartido entre quienes hacen camino al andar. Horizonte pleno de sensaciones y emociones, imprescindibles para hacer realidad un deseo, para materializar un sueño, para cumplir una penitencia o pagar por algo no hecho o mal hecho. Se necesitan dosis no pequeñas de fe y esperanza y una clara conciencia de la caridad, esa virtud que, bien entendida, empieza por uno mismo. El Camino es el resultado de un esfuerzo que, siquiera en algún momento, se compadece bien con la mano generosa de la solidaridad, porciones de entrega, fragmentos de caridad, cimientos de los que ha de brotar la flor hermosa de la comprensión, el conocimiento y la amistad.

Camino, hospitalidad, acogida, ayuda, apoyo, compañía, peregrinación, complicidad y solidaridad. Acción individual pero con inevitable dimensión comunitaria, colectiva, compartida. Solidaria, desde luego en la fe y siempre en las vivencias, con quienes están dispuestos a convertirse en activos constructores de una ruta milenaria que se proyectó y proyecta más allá del tiempo.

Nadie venga al Camino ni entre en la ciudad del Señor Santiago sin el halo luminoso de la solidaridad. Nadie que no se sienta parte, partícipe, de esa enorme, inacabable hilera de diminutos puntos de luz, minúsculos vagalumes, seres sin nombre e historia conocida para nosotros, pero dueños de pasos, posos, palabras y emociones que dieron y dan sentido al Camino. A esa itinerante disposición a compartir, aún sin saberlo, la ruta de la fe, la emoción, la caridad y la solidaridad.

Una inolvidable experiencia personal. Una forma distinta de personal compromiso con la vida. Y el camino, la peregrinación, como metáfora de la vida, generosamente activada, solidariamente compartida en cada paso. [XMGP]


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