La vinculación de Santiago el Mayor con la virtud de la esperanza, no siempre bien conocida, está expuesta principalmente en el texto de referencia de la cultura jacobea, el Codex Calixtinus (s. XII). Lo hace en el capítulo XV del libro I. Con una clara intención apologética, se destaca el misterio que representa el hecho de que los apóstoles Pedro, Santiago y su hermano Juan se constituyesen en columnas de la Iglesia, por delante de todos los demás, y les atribuye las tres grandes virtudes: Pedro es la fe, por la cual se comienza; Santiago, la esperanza, para levantarse; y Juan, la caridad por la que se llega a la meta.
Sin embargo, esta vinculación de Santiago con una de las grandes virtudes cristianas resulta interesada y no es precisa, ya que el Calixtinus parte de considerar a Santiago el Mayor como uno de los principales apóstoles, cuando en realidad San Pablo, de quien parte esta consideración, cita como columnas de la Iglesia a Pedro, Juan y Santiago el Menor, algo que se infiere con facilidad leyendo con detenimiento el correspondiente pasaje bíblico, incluido en la Epístola a los gálatas. Situada en el contexto general del Calixtinus, esta atribución se debe entender como una forma simbólica de manifestar el particular atractivo que conlleva la devoción a Santiago el Mayor.
La vinculación de este Apóstol con la virtud señalada sí ofrece fundamentos a través de la peregrinación. El experto francés Humbert Jacomet ha señalado que en la iconología medieval el bordón de peregrino es símbolo de la esperanza. La propia peregrinación es un caminar hacia la esperanza y el Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana se ha interpretado en más de una ocasión como la culminación de ese itinerario real y simbólico. [MR]