La onomástica de Santiago el Mayor se celebra cada 25 de julio, día en el que la tradición de la Iglesia estableció la fecha de su martirio. Sus orígenes son inciertos. El medievalista Fernando López Alsina señala que hasta 1080 en la catedral compostelana sólo se celebraba una única festividad de Santiago, que tenía lugar el 30 de diciembre. Sin embargo, la liturgia romana, introducida en España a finales del siglo XI, marcaba como Fiesta de Santiago el 25 de julio y fue necesario aceptar la nueva fecha.
La festividad del 30 de diciembre se celebraba desde el siglo VIII únicamente en el occidente peninsular, según el mismo estudioso, quien añade que la Iglesia hispano-visigoda no había conocido ninguna fiesta propia de Santiago, pese a que en el resto de la Europa occidental tomaba arraigo la celebración del 25 de julio como día de su martirio. No está clara la causa de esta diferenciación. Se han apuntado en algunos textos otros motivos, con escaso eco, para la festividad del 25 de julio: la fecha de su nacimiento, el día en el que el cuerpo del Apóstol fue llevado desde Iria a Compostela y sepultado en ella, el del descubrimiento de sus restos en Santiago, etc.
Esta falta de unanimidad se debe en gran medida a que los Hechos de los Apóstoles señalan (12, 4) que la muerte de Santiago tuvo lugar “por los días de los Ácimos”, es decir, por la Pascua, celebrada entre marzo y abril, como ha advertido Jesús Precedo. En este sentido, resulta más adecuada la fecha escogida por los ortodoxos rusos y griegos, que celebran la festividad de Santiago el 30 de abril, y la de los coptos y los cristianos etíopes, que la incluyen en el 5 de mayo.
El alemán Robert Plötz comenta que a finales del siglo X la conmemoración de Santiago ya figuraba en el calendario bávaro el día 25 de julio, y desde la primera mitad del XI en los demás existentes en tierras germanas, en línea con el éxito temprano que el culto a este apóstol tuvo en ellas. En la actualidad perviven algunos aspectos de la fiesta, como la conocida feria jacobea de Múnich.
También se multiplicaron los ecos de esta festividad por países como Francia, Italia y Portugal, así como en distintos lugares de América. Las cofradías de Santiago que se expandieron por Europa celebraban con especial dedicación y boato el 25 de julio.
En España, la fiesta de Santiago es una celebración tradicional, pero no será hasta el barroco y, posteriormente, los años de la dictadura franquista cuando alcance su mayor realce. En 1937 el general Franco declaró el día 25 Fiesta Nacional en honor al Patrón de España. Tras el franquismo la festividad perdió su carácter oficial. Sólo se mantuvo en varias comunidades autónomas como Galicia, donde sigue siendo la principal del año con numerosos actos político-institucionales, Euskadi, Navarra, La Rioja y Madrid. Sigue siendo festivo local en varios municipios. Distintos lugares de España conservan fiestas con motivos inspirados en la tradición guerrera de Santiago, con bailes y representaciones específicas.
Pese a su expansión indudable y a la denominación oficial que le dio el franquismo, la festividad de Santiago nunca tuvo rango de Fiesta Nacional Española, y tan solo se promovió como Fiesta del Patrón, pero no como Fiesta Nacional en sentido estricto. Esta segunda celebración nació de forma oficial como Fiesta de la Raza o Fiesta Nacional de España en 1918, durante el reinado de Alfonso XIII. Se situó en el 12 de octubre para conmemorar la que se consideraba la mayor gesta protagonizada por España: el descubrimiento de América, producido en dicha fecha en 1492. Esta celebración fue ratificada en 1958 y 1981.
Como sostienen diversos estudiosos, la Iglesia compostelana de finales del siglo XI no quiso dejar huérfana la fecha del 30 de diciembre. Era un día con gran afluencia de peregrinos. Por este motivo se tomó la decisión de dedicarla a la Fiesta de la Traslación. Con ello se avanzaba en dos caminos: se disponía de una segunda festividad de Santiago y se potenciaba la tradición que establecía que su cuerpo llegó a Galicia desde Palestina en una barca por intercesión divina. La Iglesia compostelana, por su propio prestigio, necesitaba realzar este hecho.
En todo caso, López Alsina sostiene que en un primer momento se mantuvo el 30 de diciembre como celebración de la “vocación apostólica” de Santiago, sin más concreción, dado que Roma se mostraba muy reacia a aceptar la relación del Apóstol con la península. La Fiesta de la Traslación sólo tiene arraigo en la ciudad de Santiago, donde se celebra todos los años en la fecha indicada, que incluye una ofrenda al Apóstol mediante un delegado regio cuyo nombramiento corresponde a la Casa Real. No es día festivo local.
La Iglesia compostelana llegó a introducir una tercera fiesta de Santiago (la de los Milagros) el 3 de octubre. También se conmemora, cada 23 de mayo, la que la tradición considera la primera aparición del Apóstol como soldado de Cristo, en la legendaria batalla de Clavijo (s. IX). [MR]