Münzer, Hyeronimus
Viajero y peregrino alemán (ss. XV-XVI). De su origen exacto se tienen escasas noticias -según García Mercadal, tal vez nacido en Feldkirch, Vozelberg- pero se sabe que fallece en 1508. En diciembre de 1494 llegó a Compostela tras realizar el itinerario desde Lisboa. Hombre culto, médico en Núremberg, geógrafo y astrónomo -colaboró en la confección del famoso mapa de Behaim-, su largo viaje entre 1494 y 1495 lo denominó Itinerarium sive Peregrinatio per Hispaniam, Franciam et Alemaniam. Lo referente a su viaje por España fue recogido en 1920 por L. Pfandl y publicado bajo el título de Itinerarium Hispanicum.
Münzer o Monetarius -como gustaba llamarse latinizando su nombre- sale de Núremberg escapando de la peste que asolaba la ciudad, acompañado por tres amigos -Anton Herwart, Kaspar Fischer y Nicolas Wolkenstein-, con los que recorrió Alemania, Suiza, Francia, España y Portugal. Entra en España el 17 de septiembre de 1494 y la abandona el 9 de febrero de 1495. Su itinerario por la península es circular, llega a Barcelona y sigue por Valencia, Granada y Sevilla para acercarse a Portugal. Es desde Lisboa cuando comienza su peregrinación a Santiago. Su relato, el de un hombre inquieto y culto, a caballo entre un mundo -el medieval- que languidecía y otro nuevo que abría al hombre nuevos espacios, no está tampoco exento de errores y prejuicios. Destaca también su espíritu crítico con ciertas costumbres practicadas en la catedral compostelana y que no se recata en denunciar.
Viajando a caballo, Münzer llega a Coimbra y se detiene a ensalzar el río Duero en Oporto, cuyo caudal compara con el del Rin en Basilea. Prosigue realizando el recorrido más clásico del Camino Portugués, por Barcelos, Ponte de Lima y Valença. Ya en Galicia, sus noticias sobre la hospitalidad en Redondela son preciosas en cuanto al deterioro o falta de albergue en esas fechas -una visita pastoral de 1529 señala que solo disponía de una cama-. Un compatriota alemán les aloja por sus buenos dineros y los encuentros con alemanes a lo largo de su viaje son continuos. En Padrón realiza las visitas clásicas del Pedrón y del barco del Apóstol, y no faltó la subida a Santiaguiño do Monte. El grupo llega a Compostela el 13 de diciembre. Al igual que un siglo más tarde Juan Bautista Confalonieri declaraba que “las mujeres gallegas son feas y sucias”, Münzer lo primero que señala sobre los habitantes de Santiago es que “la población de allí es sucia y perezosa”.
Curiosamente destaca lo benigno de la comarca y se asombra ante la cantidad de monasterios y conventos existentes, sin dejar de proporcionar sabrosas noticias: “También hay allí un convento benedictino, cuyo abad fue llevado preso a Castilla por orden del rey porque vendió rejas a bajo precio”. Describe muy detenidamente la iglesia de Santiago, tanto en su estructura como en sus ceremonias y costumbres. Sin añadir comentarios críticos, no deja de apuntar que los canónigos se repartieron los 10.000 escudos donados por el rey Luis de Francia y tenían, además, desatendida la capilla del buen rey francés, donde no oficiaban misa. Como otros muchos peregrinos cultos, Múnzer se escandaliza ante el griterío continuado que se registra en el templo, añadiendo que “al santo Apóstol le importaría más que se le honrara con mayor respeto”.
También destacan las curiosas costumbres que acompañaban los enterramientos en las capillas de la catedral, que eran parroquias de Compostela -siete de ellas-, con todo tipo de viandas acompañando los féretros de las personas principales, todo ello a beneficio de los párrocos que se darían, sin duda, banquetes verdaderamente pantagruélicos: “Delante del cadáver se llevaba un pellejo de vino, dos sacos de pan, dos cuartos delanteros de un buey, dos carneros [...]” El 21 de diciembre salen de Santiago de Compostela por el Camino Francés y, atravesado O Cebreiro, se dirigen a Benavente, monasterio de Guadalupe y Madrid para continuar por Pamplona y regresar a Alemania. [JAR]