XacopediaNaia, Giacomo Antonio

Peregrino italiano del siglo XVIII. Las noticias que se tienen acerca de su biografía las proporciona él mismo en el encabezamiento de su diario de peregrinación; era carmelita, de Iesi, provincia de Ravenna y tenía cuarenta y ocho años cuando peregrinó a Compostela entre el 2 de junio de 1717 y el 2 de abril de 1719. El titulo de su diario, Viaggio in Ponente a San Giacomo di Galitia, e Finisterre, caminato da me fra’ Giacomo Antonio Naia… está evidentemente inspirado en el libro de Domenico Laffi, publicación que en el siglo XVIII seguía teniendo éxito y era objeto de numerosas reediciones.

Deja una descripción especialmente viva de su viaje, basada casi con toda seguridad sobre notas apuntadas en itinere y que transcribió a su vuelta. Además de detenerse en las tradiciones compostelanas, el relato de Naia esboza una clara perspectiva de la España de principios del siglo XVIII, especialmente en la descripción de Cataluña y Aragón devastadas por los bombardeos de la guerra recién terminada entre Borbones y Habsburgo, pretendientes al trono.

Su diario es novedoso en el campo de la odepórica por ser el primero que dedica mucho espacio a las impresiones personales, a la descripción atenta de las costumbres populares, a los trajes, a la decoración de los ambientes y, sobre todo, porque detalla con esmero todos los platos típicos de las diferentes ciudades. Es un verdadero tratado de cocina y entre los diferentes relatos odepóricos es el que, sin duda, contiene más noticias acerca de la alimentación y las bebidas.

El viaje de Naia no está exento de una importante componente de picaresca. Camina con un compañero, posiblemente un carmelita, que trae consigo también su perro y que organiza frecuentes escándalos. En realidad, mantiene un comportamiento poco adecuado para un fraile: roba fruta, es perseguido por los campesinos, molesta a los novicios, discute con todo el mundo y se coge unas borracheras monumentales, a las cuales Naia se apunta gustoso. Por suerte, el compañero deja la peregrinación en Barcelona para embarcarse en un navío como capellán.

Seguramente el viaje de Naia tiene unas motivaciones religiosas -el carmelitano cumple con todas las practicas devocionales que se requieren y se desvía a los santuarios marianos- pero también lúdicas, ya que desde el momento de la partida, Naia llevaba consigo en peregrinación una guitarra y una marioneta, instrumentos que utilizaba para montar divertidos espectáculos acerca de la vida en los conventos femeninos. Su pieza fuerte es el Canto de la Madre Badessa, que cosecha constantes aplausos allí donde la representa. Su relato describe la vida relajada que se llevaba en la época en los conventos, donde había promiscuidad, comilonas y juergas. El estilo en general preludia al de Nicola Albani: una peregrinación que se prolonga en el tiempo y la descripción de las numerosas aventuras ocurridas durante el viaje.

Naia demuestra no tener ninguna prisa en llegar a su destino, por lo que el viaje dura casi dos años. De Iesi sube a Milán y Turín, cruza los Alpes a través del Moncenisio, sigue la costa francesa por Marsella, atraviesa Nimes, Montpellier, Narbonne y Perpiñan, pasa a continuación por Barcelona y Zaragoza y empalma con el Camino Francés en Logroño.

Lo mismo hace a la vuelta, pues no sigue el Camino sino que baja por Valladolid y Salamanca, ciudad donde inexplicablemente se interrumpe su relato (abril de 1718) hasta Bolonia. Emplea ocho meses para llegar a Santiago, casi el triple del tiempo utilizado por otros peregrinos y sigue a Fisterra y Muxía. Cuando puede, se aloja en los conventos de su orden y si es necesario desvía y alarga su camino para poder hospedarse en ellos. Anota con precisión las distancias entre las localidades y a su vuelta a Italia continúa peregrinando por el sur: va a Loreto, Tolentino, Roma, Nápoles, San Nicolás de Bari y al monte Gargáno. [CP]


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