Según la tradición popular, San Jorge era un militar romano nacido en el siglo III en Capadocia (Turquía). Jorge, que servía bajo las órdenes del emperador Diocleciano, se negó a ejecutar un edicto del emperador que le obligaba a perseguir a los cristianos y, por esta razón, fue martirizado y decapitado. Muy pronto se empezó a venerar como santo en la zona oriental del Imperio romano y surgieron historias fantásticas ligadas a su figura.
La gesta de San Jorge y el dragón se hizo popular en toda Europa hacia el siglo IX, y fue recogida por el arzobispo de Génova, Iacopo da Varazze, en 1264, en el libro Legenda sanctorum. En esta versión, sin embargo, la acción transcurría en Libia.
Una versión de la leyenda, muy popular en Cataluña, explica que en Montblanc -Conca de Barberà- vivía un dragón terrible que causaba estragos entre la población y el ganado. Para apaciguarlo, se sacrificaba para el monstruo una persona escogida por sorteo. Un día la suerte señaló a la hija del rey, que habría muerto de no ser por la aparición de un bello caballero con armadura que se enfrentó al dragón y lo mató. La tradición añade que de la sangre derramada nació un rosal de flores rojas.
Esta misma leyenda, con ligeras variaciones, se repite en las tradiciones populares de Inglaterra, Portugal y Grecia, entre otros países.
Juan I de Portugal era devoto de Jorge. Tanto es así que sustituyó a Santiago por Jorge como santo patrón de Portugal. En 1387 ordenó que su imagen a caballo fuera sacada en la procesión del Corpus Christi, tradición que se extendió también en Brasil.
La iconografía de San Jorge varía en función de cada periodo, así durante la época bizantina y la Alta Edad Media se representaba al santo con sus atributos de soldado: de pie, portando coraza y lanza. A partir de las cruzadas, su iconografía varió, representando la segunda leyenda del santo, es decir, luchando con el dragón y rescatando a la joven. Durante el renacimiento también se prefirió ese tema de la Baja Edad Media al de la Alta Edad Media, dado el espíritu caballeresco de la época. Ciudades como la italiana Ferrara utilizaron esta escena como motivo decorativo en sus monedas.
Al igual que en España sucede con Santiago, San Jorge es el patrón guerrero para los ingleses y San Miguel para los franceses. La iconografía del patrón protector Santiago Apóstol, imagen a caballo y atacando enemigos, recuerda a la de San Jorge, pero desprovista de su imagen caballeresca de rescatador de doncellas y hacedor de milagros. Es mucho más real, haciendo proselitismo de la idea de un apostolado de espada en mano. Castilla adopta la protección de Santiago, mientras que el reino de Aragón, seguramente ante influencias europeas, se puso bajo la advocación de San Jorge, como Inglaterra. [IM]