Personaje del imaginario cristiano relacionado en algún momento con el Camino de Santiago. Se corresponde con la figura mítica de un judío que durante la pasión de Jesús le deniega a este su ayuda. Son diversas las versiones existentes. Se ha identificado a veces con un zapatero al que Jesús, agotado por el peso de la cruz, pide un poco de agua, limitándose aquel a decirle, sin piedad, que se aparte, que siga caminando. Desde ese día el despiadado hombre vaga por los caminos del mundo, en un castigo que sólo concluirá con la nueva venida de Jesús, al final de los tiempos.
La leyenda del Judío Errante, extendida por Europa, se convirtió en fuente inspiradora de gentes y escritores, y ese eco acabaría llevándola también al Camino de Santiago. Así lo confirma en el siglo XIX la portuguesa Carolina Michaëlis y lo recoge el polígrafo Fermín Bouza-Brey. La investigadora lusa cita al astrólogo y astrónomo italiano Guido Bonnati (s. XIII), quien afirma categórico que Jean Buttadeu -uno de los nombres que se han dado a este mítico personaje- peregrinó a Santiago en 1267.
Ante la dimensión europea del Camino de Santiago en la Edad Media no resulta extraño que la cultura popular -y en algún caso el saber iniciático- lo haya vinculado en algún momento con este singular personaje de la cultura occidental. Por supuesto, alguien condenado a vagar eternamente por los caminos, tendría que relacionarse casi de forma inevitable con la Ruta Jacobea. En España, el Judío Errante, conocido como Juan Espera en Dios, no tuvo el eco de otras zonas del continente. La leyenda se cita a veces como una metáfora de la dispersión del pueblo judío y se ha considerado de raíz antisemita. [MR]