Localidad de 104.000 habitantes (61 m) en la Vía Francígena, en la región de Emilia-Romagna, Italia. A 1.952 km de Santiago y a 517 de Roma. Su posición geográfica, en las orillas del río Po, la convirtió en un importante nudo viario ya en los tiempos del Imperio romano. Antes de la llegada de los romanos (s. III a.C.), que la erigieron con su típico esquema viario de cardos y decumanos, el territorio de Piacenza estaba ocupado por tribus celtas y ligures. El río y la vía consular Emilia, que la enlazaba con el mar Adriático, acentuaban el carácter estratégico de la villa. En el año 476 d.C., fue justamente en Piacenza donde terminó el ciclo histórico del Imperio romano de occidente, con la deposición del último emperador, Rómulo Augusto, por parte del rey Odoacro. Durante las invasiones bárbaras, la ciudad fue repetidamente saqueada, hasta que bajo el dominio de los francos experimentó un significativo renacimiento. Su posición se consolidó alrededor del año 1000, con un importante crecimiento económico y demográfico, consecuente al ingente flujo de peregrinos y mercaderes que transitaban por la Vía Francígena.
En 1095, el papa Urbano II celebra en Piacenza un concilio -sucesivo al de Clermont- y desde esta localidad convoca la primera cruzada. La villa formó parte de la Liga Lombarda y luchó contra el emperador Federico Barbarroja en el siglo XI. En el XVI se convierte en capital del Ducado de Parma y Piacenza, y su primer titular será Pierluigi Farnese, hijo del papa Paulo III; en el XVII pasa a pertenecer a los Borbones, con la boda de Felipe V e Isabel de Farnese.
En esta localidad está documentada la presencia de los templarios, de los hospitalarios de Altopascio y de la Compañía de los Crucíferos en la Edad Media tardía. En el itinerario del obispo Sigerico era citada como Placentia, XXXVIII submansio. Se recuerda la existencia del hospital del Santo Sepulcro anexo a un monasterio benedictino, el de Santa Brígida, ligado a los peregrinos irlandeses y, finalmente, el de San Cristóbal, recordado desde 1164. La catedral [duomo] es románica, como también lo es la iglesia de San Antón -patrono de la ciudad- que fue la primera catedral; igualmente, revisten especial interés los templos de San Sabino, Santa Eufemia, San Donnino y San Hilario (de origen hospitalario). [CP]