Localidad de 475 habitantes (302 m), en la Vía Lemovicense o Camino de Vézelay. A 1.659 km de Santiago de Compostela. Inicio de la Vía Lemovicense y asentada en una colina de la Alta Borgoña bajo la que reposa la ciudad galo-romana de Vercellacum, la localidad, en la que todo estaba dispuesto para promover el culto de las reliquias y la peregrinación, conserva su perfil antiguo. En el lugar había sido fundado hacia 859, por parte de Girart de Roussillon, conde de Vienne y regente de Provenza, un monasterio que presumía de contar con el cuerpo de María Magdalena, protectora de los débiles, ello a pesar de que la tradición Oriental lo situaba en Éfeso, junto al de San Juan, versión refrendada por Gregorio de Tours. Para justificar la presencia, se dice que el monje Badilón lo había traído de Jerusalén en 882, versión que chocaba con la leyenda provenzal, que hace desembarcar a la Magdalena en La Camarga, y tras vivir varios años haciendo penitencia en la montaña ahora conocida como La Baume su cuerpo habría sido enterrado en Aix. No obstante, la falsificación de Vézelay tuvo éxito, y tras el refrendo autentificatorio papal se plantea la construcción de un templo románico, iniciado a principios del siglo XII dentro de la nueva fábrica abacial cluniaciense.
Un gran incendio en 1120 retrasaría las obras del conjunto, con la erección del nártex entre 1140 y 1160, la majestuosa portada hacia 1145, y la suplantación de la cabecera románica por otra gótica a finales de la centuria. En los albores del siglo XIX Mérimée describía la desolación de la basílica, a punto de derrumbarse, con su interior invadido por la vegetación. Por fortuna, poco después sería reconstruida por Viollet-le-Duc, que aquí realiza una de sus primeras obras y perfila el que sería su concepto purista, determinado por el romanticismo, para hacer revivir los grandes templos medievales.
Precedido de un gran nártex al que se abre el pórtico, en cuyo gran tímpano se relata la Misión Evangélica y la venida del Espíritu Santo en Pentecostés -Yves Bottineau ha expresado que “raramente el aliento del Espíritu ha sido representado con un tal acierto”-, tres naves se prolongan hasta la capilla Mayor, rodeada por la girola; la longitud total del edificio es de 103 metros, y en sus arcos sorprende la alternancia bícroma de piedra blanca y roja, como en la mezquita de Córdoba. Una cripta carolingia, resto del anterior cenobio, conserva la reliquia del supuesto sarcófago de la Magdalena, aunque en 1279 el gran fraude fue puesto en evidencia al ser encontrado, en Saint-Maximin, el verdadero sarcófago junto a los de Maximino, Sidonio y Marcela, un hecho reconocido por el papa Bonifacio VIII, lo que provoca la completa decadencia de Vézelay.
Pese a la modestia actual de la población, conviene recordar que fue un centro clave para el mundo cristiano medieval, y que aquí fue donde predicó San Bernardo, en presencia de Luis VII y Leonor de Aquitania, la cruzada de 1146, y también donde fue fundado el primer oratorio franciscano de Francia (1248) o donde Ricardo Corazón de León y Felipe Augusto se reunieron para iniciar la tercera cruzada. [AP]