XacopediaBristol

Es una de las principales urbes británicas, con 416.400 habitantes, emplazada en el condado de Bristol, al suroeste de Inglaterra. A 1.901 km de Santiago. Según Pavón, constituye el principal puerto de salida de barcos con peregrinos entre finales del siglo XIV y mediados del XV. También Brian Tate la señala como el principal punto de partida de los peregrinos, seguido de Dartmouth, Fowey y Poole. La propia historia de la urbe aparece precisamente ligada al desarrollo de su puerto comercial y de sus astilleros. Bristol era, efectivamente, un importante enclave que producía manufacturas y exportaba telas, extendiendo su radio de influencia a la mayor parte de las Midlands hasta Leicestershire, en el norte. En el siglo XV será el punto clave en el que se desarrolle el tráfico comercial por mar procedente del Cantábrico y de Portugal. Durante el XVIII, desde estos mismos muelles partieron más de 2.000 barcos de esclavos. El apartado más deshonroso culmina con la existencia de un lucrativo “negocio” de piratería.

En lo que respecta a las peregrinaciones, ya existen noticias de esta ruta marítima en el siglo XII, seguida sobre todo desde los embarcaderos ingleses de Bristol, Southampton y Plymouth, entre otros. Era frecuente combinar la Ruta Jacobea con la visita a los santuarios de Roma y Tierra Santa. Los principales destinos eran los puertos gallegos, sobre todo el de A Coruña, aunque también hay constancia de ciertos navíos, los menos, que atracaban en Ferrol, Ribadeo, Viveiro y Muros. Desde estos múltiples destinos los peregrinos entroncaban con el Camino Inglés, a pie, hasta Compostela. Otros destinos pasaban por los puertos franceses, sobre todo antes de la Guerra de los Cien Años (1337-1453). Para los peregrinos más pobres, que no podían pagar un pasaje hasta Galicia, la alternativa era recalar en las costas cántabras hasta el golfo de Vizcaya, que sería conocido por aquel entonces como Mar Inglés. Entre el siglo XIV y parte del XV se da la época de mayor auge de este tipo de peregrinaciones, sobre todo, y como es lógico, en los años santos.

La corona inglesa llegó a expedir licencias para que las personalidades más influyentes -caballeros, obispos…- pudieran peregrinar a Compostela y a otros lugares santos durante un tiempo previamente estipulado. Otra clase de licencias fueron las que permitían a un armador o propietario de un barco transportar peregrinos. Especialmente en el siglo XV se adjudican gran parte de estos salvoconductos.

Desde 1423 se hará cada vez más evidente la preferencia de los peregrinos a viajar en los años santos. Será en 1434 cuando el rey Enrique VI conceda el mayor número de licencias, debido a que se trataba de un año de gran perdonanza, para transportar a unos 2.300 peregrinos. En este año las fuentes difieren, ya que si bien Vázquez de Parga, Lacarra y Uría señalan que se concedieron 49 licencias, Brian Trate habla de un total de 70.

Con todo, ninguna constituye, ni de lejos, la mayor expedición que partió desde un puerto inglés. Ya en 1147 salieron desde Dartmouth 134 barcos, que transportaban cerca de 13.000 cruzados, ingleses en su mayoría. Visitaron Santiago el 6 de junio de ese mismo año, de camino a Lisboa, por aquel entonces tomada por los moros, para partir después hacia Jerusalén.

Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los transportes eran propiedad de pequeños armadores y capitanes, repartidos por la cota suroeste y sudeste de Inglaterra. En el caso concreto de Bristol destaca la labor llevada a cabo por los grandes comerciantes William Canning y Robert Sturmy.

Este último comerció en el Mediterráneo y llevó peregrinos a Compostela y a Tierra Santa. Su ruta proseguía por Sevilla, descargando a continuación lana en Pisa -Italia- y peregrinos en Jaffa -Israel-.

En Bristol existieron navíos denominados bajo toda clase de advocaciones: Andrew, Catherine, Christopher, Cog John, George, Gracedieu, John, Donet, Katherine, Katherine Sturmy, Mary, Mary Grace y Trinity.

Precisamente gracias a estas licencias, Gran Bretaña constituye uno de los países donde se conserva una mayor documentación sobre las peregrinaciones a Compostela, casi toda custodiada aún a día de hoy en la Oficina del Registro Público de Londres.

Entre todos los peregrinos célebres que iniciaron su travesía desde Bristol hay que resaltar el viaje emprendido por Margery Kempe, inglesa que vive a finales del siglo XIV y principios del XV. Fue descrita por Gregorio Marañón (1887-1960), que analizó su extensa autobiografía como “una gran santa que fue también una gran histérica”. Esta peculiar mujer también llamó la atención de Klaus Herbers y Robert Plötz. La mujer comienza su vida itinerante una vez cumplidos los cuarenta, acompañada en algunos viajes por su marido John. En su periplo hasta Compostela partirá de Bristol, en el año 1417, tras costearle el pasaje un caballero impresionado por sus constantes éxtasis. Hubo de esperar hasta seis semanas en esta ciudad por un barco, mientras que la travesía por mar duró siete días. Permaneció en la ciudad del Apóstol durante catorce días. El regreso a Bristol resultó mucho más rápido que el viaje de ida, puesto que sólo estuvo en el mar cinco días.

Otro gran viaje fue el emprendido en el Año Santo de 1456 desde diferentes puntos de la costa británica. Se conserva en el relato del fellow de Eton William Wey, que embarcó el viernes 30 de abril en el Mary White de Plymouth, al mismo tiempo que lo hacían otras cinco naves desde Portsmouth, Weymouth, Lymington y, por supuesto, Bristol. Tras arribar en A Coruña en mayo de ese año, Wey contabilizó en el puerto de esta ciudad hasta ochenta y cuatro naves, treinta y dos con bandera inglesa. En total, entre 1397 y 1456 habrían llegado a las costas gallegas 124 barcos ingleses, principalmente procedentes de Bristol.

También fue muy conocida la expedición de Juan de Gante de 1386. Se trataba de un viaje a gran escala, compuesto por unos cien barcos procedentes “de casi todos los puertos, desde Bristol a Newcastle-upon-Tyne”, como tiene a bien señalar Brian Tate.

Mucho antes de la consecución de la Reforma luterana en el siglo XVI, ya habían cesado los peregrinajes, tanto desde Bristol como desde toda Inglaterra. La causa fue la ruptura entre Enrique VIII (1509-1547) y la Santa Sede, a raíz del divorcio del monarca de la primera de sus seis consortes, Catalina de Aragón -casualmente, la propia Catalina visitó la ciudad compostelana antes de embarcarse hacia Inglaterra-. Posteriormente, en el siglo XIX los periodistas ingleses se dedicarán a dejar constancia de la decadencia de las peregrinaciones. Paradójicamente, será el romanticismo inglés el que intente revitalizar la vetusta temática jacobea, especialmente por el interés de los británicos en el Pórtico de la Gloria.

A partir del año 2000 resulta clave la labor de la Confraternity of Saint James, asociación situada en Londres, encargada de la recuperación del Camino y de la promoción de las múltiples rutas que parten de la isla.

Antiguamente en la ciudad se localizaba el priorato benedictino de San Jaime, situado extramuros, que constituye su iglesia más antigua. En los últimos años se ha acometido su restauración. También destaca entre el patrimonio monumental de Bristol la catedral, fundada sobre la antigua abadía de San Agustín que Robert Fitzhardinge erigió en 1140. Ambos casos muestran las evidencias de un culto a Santiago muy temprano, que en ciertas partes de Inglaterra se remontaría incluso a los tiempos anteriores al descubrimiento de su sepulcro. [SOB]

V. mar, peregrinación por / Inglés, Camino / Kempe, Margery / Reino Unido


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