Exultemus.Sermón que constituye el capítulo XV del libro I del Codex Calixtinus (s. XII) de la catedral de Santiago de Compostela. Está considerado, con el Veneranda Dies, el sermón más significativo del Calixtinus, la compilación fundamental de la tradición jacobea. El Exultemus [Alegrémonos], denominado así por su vocablo de apertura, ha sido estudiado sobre todo por el latinista Manuel C. Díaz y Díaz, que lo considera del máximo interés, tanto por su forma como por el contenido, una exaltación continuada del apóstol Santiago y su misión, con variados argumentos.
El códice compostelano lo cita como obra de un papa llamado León. Los expertos aluden a dos pontífices: León I (s. V) y León III (s. VIII), aunque consideran falsa cualquiera de las dos posibilidades. Se ha apuntado también la autoría del obispo Máximo de Turín (s. V), ya que el propio Calixtinus así lo indica en el índice de capítulos, pero también resulta errónea. Para Díaz y Díaz se trata, sin duda, de un texto realizado en Santiago.
El Exultemus figura como pieza de oficio para la liturgia compostelana del 31 de julio, fecha con la que finaliza el llamado mes de Santiago. Obra de gran calidad, según Díaz y Díaz, que lo considera, en cualquier caso, anterior a la compilación del Codex Calixtinus, este sermón reflejaría el estado de la cuestión jacobea a finales del siglo XI o principios del XII, momento en el que sería realizado.
En el sermón, de claros fines propagandísticos, se realiza una defensa a ultranza del santuario compostelano y, sobre todo, del papel estelar de Santiago en la Iglesia. Su objetivo es dar argumentos para el prestigio del Apóstol y su santuario en un momento en el que comienza la gran peregrinación medieval europea a Compostela.
Se utilizan para ello tres argumentos principales: Jesús distinguió desde el primer momento a Santiago entre sus seguidores preferidos, lo mismo que hizo con el hermano de este, Juan, y los también hermanos Pedro y Andrés; el gran amor del Apóstol al hijo de Dios quedó demostrado al ser el primer obispo entre los apóstoles; la Iglesia se apoya en tres columnas, Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela. El primer argumento tiene cierto fundamento real y se basa en varios pasajes de la Biblia; el segundo es falso, porque el honor del primer episcopado -en Jerusalén- correspondió a otro de los Santiagos bíblicos, el llamado hermano del Señor; el tercero se apoyaría en la percepción de Compostela como el tercer gran centro cristiano de peregrinación, un proceso en vías de hacerse realidad en el período de realización de este texto.
La defensa a ultranza que este sermón hace de la figura de Santiago lo lleva a considerarlo el verdadero tesoro de España. Antes del Apóstol, se reflexiona en el texto, este país era famoso por las columnas de piedra levantadas por Hércules, denominadas de las falsas creencias; ahora, concluye, está apoyado en la firme columna espiritual de Santiago, uno de los tres pilares de la Iglesia. [MR]