Localidad de 8 habitantes (1.430 m) en el Camino Francés a su paso por los montes de León, en la provincia castellano-leonesa del mismo nombre. A 232 km de Santiago. Situada a las puertas de la comarca del Bierzo, 2 km antes de la mítica Cruz de Ferro, en la cima del monte Irago, y 24 antes de Ponferrada, Foncebadón tuvo su origen en el Camino y la decadencia de este fue también el declive total de esta población, abandonada hasta que en los pasados años noventa comenzó a revivir de nuevo con el renacimiento de la Ruta Jacobea. Al ser el único paso hacia Galicia por los montes de León, la vía era transitada por viajeros de todo tipo, por lo que esta localidad de montaña también sufrió las consecuencias de la apertura en 1764 de la actual carretera por el cercano puerto del Manzanal (1.230 m).
Las actuales ruinas de Foncebadón permiten apreciar sin esfuerzo el trazado longitudinal de su calle única, al estilo de los viejos pueblos camineros. Es famoso el albergue que aquí abrió, en los inicios del siglo XII, Gaucelmo, uno de los monjes hospitaleros más famosos del Camino de Santiago. Dedicó su vida a los pobres peregrinos que debían atravesar estos difíciles parajes, procurándoles el acceso en invierno y atendiéndoles por las noches con un techo y algo que llevarse a la boca. También contó el lugar con un hospital para los enfermos, fundado también por este eremita, que, además, levantó la actual cruz en la cima del monte, para que sirviese como guía.
A lo largo del siglo XII funcionaron otros dos hospitales, los de la Magdalena y San Juan, y se acabaría creando un convento de eremitas. El rey Alfonso VI protegió expresamente el lugar, del que surgió el núcleo poblacional para colaborar en la atención a los peregrinos y viajeros.
Augusto Quintana Prieto ha destacado este “sorprendente y admirable complejo de realizaciones, concebidas y ejecutadas solo y exclusivamente a favor de los peregrinos”. Manuel Rodríguez Pascual afirma, a su vez, que “el favor real sobre este pueblo fue tal que sus pobladores se hallaban exentos del pago de tributos y pechos por el servicio que rendían a los peregrinos”.
No sin dificultades, los vecinos lograron mantener parte de estos privilegios hasta 1815 cuando se los confirmaron por última vez, al no ser ya necesarios sus servicios con la apertura unos cincuenta años antes de la carretera del Manzanal y la casi completa ausencia de peregrinos.
En el siglo XVIII sólo quedaba un hospital con una cama “para recibir a los pobres peregrinos romeros” y Madoz, a mediados XIX, ya no le presta atención a Foncebadón, aunque dice que tiene 188 habitantes.
La progresiva despoblación continuó hasta el casi total abandono. En 1991 vivían dos personas en el lugar. El renacer del Camino ha hecho que recupere habitantes y, sobre todo, vida entre las viejas ruinas.
El resurgimiento comenzó en la segunda mitad de los años noventa gracias al impulso de asociaciones como los Amigos del Camino del Bierzo, que promovió y gestiona el albergue Domus Dei, en el antiguo templo, atendido con frecuencia por veteranos hospitaleros voluntarios que hacen de la estancia algo más que una simple pernoctación.
Cuenta el lugar con dos albergues particulares más, uno de ellos situado en el antiguo monasterio, y con la singular taberna de Gaia, de decoración medieval, muy conocida por sus comidas y ambiente peregrino. Se observa alguna casa rehabilitada gracias a la apertura de estos establecimientos.
A la salida del pueblo estaría antiguamente la fuente de las Brujas o del Aquelarre, que según autores como Antonio Justel dio nombre a la población (fuente sabat). Para Anguita Jaén es un topónimo derivado de fons Sabbatonis [fuente de un individuo llamado Sábado].
Antes de comenzar el ascenso final al puerto, el peregrino puede aprovechar para recoger algún guijarro que depositará en el gigantesco humilladero de Cruz de Ferro, siempre y cuando no lo haya traído desde su punto de partida, rito ancestral recuperado por numerosos peregrinos actuales. [MR]
V. Cruz de Ferro / Gaucelmo