En euskera, Lorka. Pueblo de 130 habitantes (483 m) en el Camino Francés en Navarra. A 671 km de Santiago. Para llegar a esta localidad hay que cruzar un puente ojival que pasa sobre el río Salado, al cual aludía ya el libro V del Codex Calixtinus (s. XII): “Por el lugar llamado Lorca, en su parte oriental, pasa el río que se llama Salado. Allí guárdate de beber ni tú ni tu caballo, pues el río es mortífero.” Y añade su autor, Aymeric Picaud: “En nuestro viaje a Santiago, encontramos a dos navarros sentados a su orilla que estaban afilando sus navajas, con las que solían degollar las caballerías de los peregrinos, que bebían aquella agua y morían. Y a nuestras preguntas contestaron, mintiendo, que era buena para beber. Por lo cual abrevamos en ella a nuestros caballos y en seguida murieron dos de ellos, que inmediatamente aquellos desollaron”. El río no es venenoso, pero sí rico en sales.
El pueblo mantiene la calle Mayor, orientada de este a oeste y por la que circulaban los peregrinos medievales. También conserva la iglesia románica del Salvador, con su bóveda de horno de la cabecera, la pila bautismal románica y un Santiago peregrino barroco. En este lugar está ubicado un hospital que data del siglo XIII y que dio cobijo a los peregrinos en la antigüedad, pero que con el paso de los años acabó perteneciendo y dependiendo a la colegiata de Roncesvalles. En el trayecto del Camino que separa a Lorca de Villatuerta -población aledaña-, existió otro dispensario regentado por los caballeros del hospital, documentado en 1175, aunque en la actualidad se desconoce su posición exacta.